DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 418
Salvador Borrego
colgada de la ventana sustituyó a la bandera blanca. Les grité aún algunas órdenes a mis
hombres, apelotonados ante el edificio; después tuve tiempo por fin de volverme a
Mussolin!, que protegido por la gran corpulencia del teniente Schwerdt, estaba en un
rincón. Me presenté: Duce, el Führer me ha enviado para liberaros. Visiblemente
emocionado me dio un abrazo. Sabía —dijo— que mi amigo Adolfo Hitler no me
abandonaría".
Para salir de la montaña se utilizó un pequeño avión Cigüeña piloteado por el capitán
Gerlach. Se improvisó una reducidísima pista y hubo momentos de gran tensión mientras el
aparato lograba hacer altura a las orillas del abismo. Mussolin! previo el peligro y hasta tuvo
momentos de titubeo antes de abordar el avión. Luego manifestó:
"Nunca tuve la más leve esperanza de que los italianos, inclusive los fascistas, me
libertarían. Desde el principio contaba con la ayuda de Hitler".
El Duce fue llevado al aeródromo de Roma, luego a Viena y al día siguiente a Munich,
"donde el Caudillo lo recibió cómo si se hubiera tratado de un hermano", dice en tercera
persona el propio Mussolíni refiriéndose a la bienvenida que le dio Hitler. De todos los
rincones de Alemania le llegaron al Duce cartas y mensajes de felicitación.
Entretanto, al saberse en Italia que Mussolini estaba nuevamente libre, "aparecieron
letreros insultantes para el rey, a quien el día del armisticio habían ido a vitorear a su
palacio", según refiere Herráiz. Hitler estaba tan contento por el rescate que a medianoche
despertó a su Ministro Goebbels para comunicarle la noticia. Eva Braun tuvo oportunidad
en esos días de conocer a Mussolini.
"Uno tiene la impresión de hallarse —escribió en su diario— ante un hombre que ha
muerto ya una vez y que por esta razón ya sabe lo que pasa en el otro mundo. Ciertamente
él no es un superhombre, como Hitler. Por el contrarió, tiene algo de terriblemente huma-
no. Se ha prendado de una condesa de Salzburgo... Pero parece que todo aquel amor no ha
dado nada. Por lo visto, le arrancó el vestido a la condesa, pero la cosa no pasó de ahí".
Dos meses más tarde Edda Mussolini le escribió una amenazante carta a su padre,
pidiéndole que la llevara a Italia, o de lo contrario le mezclaría en un escándalo gigantesco a
tal punto, que ante todo el mundo caerá sobre su cabeza un chaparrón de deshonra y
maldiciones". Fue hasta entonces cuando Hitler comenzó a sospechar que Mussolini no
había estado íntegramente con él y le dijo a Goebbels "que aunque no tenía pruebas,
pensaba muy posible que en una ocasión el Duce hubiese tenido intenciones dé
abandonarnos".
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Diario de Goebbels.—Ministro del Reich.
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