DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 415

DERROTA MUNDIAL futuras generaciones del pueblo italiano. . . Me hallo embargado por un comprensible sentimiento de pesar al ver la injusticia cometida con Mussolini, grande y leal amigo". Mussolini visita a Hitler en Munich en 1937. Seis años después el Duce había sido derrocado y aprehendido. “yo no quiero, yo no puedo abandonar en el momento del peligro al más grande de todos los italianos”, decía Hitler al comandante Skorzeny al encomendarle la inverosímil aventura del rescte. Entretanto, Roosevelt le decía a Churchill que "la entrega del Diablo Jefe (Müssolini) debe ser considerada como un objetivo eminente... Habrá quienes prefieran una pronta ejecución"... Hitler comprendía el riesgo de vejaciones y muerte que corría el Duce y pidió a su Estado Mayor que le seleccionara a un grupo de oficiales distinguidos. En su mente bullía la idea de un rescate desesperado, aun cuando ni siquiera tenía la menor pista del Duce. Entre los oficiales seleccionados figuraba el teniente coronel de las SS (tropas selectas), Otto Skorzeny. "Ya han resumido los otros oficiales su historial en algunas frases concisas. Ahora —dice Skorzeny (1)— Adolfo Hitler está delante de mí. Como me tiende la mano, me concentro en una sola idea: por encima de todo, nada de reverencias exageradas. Pese a mi emoción, consigo hacer una inclinación casi correcta desde el punto de vista mi- litar, es decir, breve y seca". Después de algunas preguntas y respuestas, Hitler lo escruta larga y pensativamente. "Tengo para usted una misión de la más alta importancia. Mussolini, mi amigo, nuestro fiel compañero de lucha, ha sido traicionado ayer por su rey y detenido por sus propios compatriotas. Yo no quiero, yo no puedo abandonar en el momento del peligro al más grande de todos los italianos. “Para mí, el Duce representa la personificación del último César romano. Italia, mejor dicho, su nuevo gobierno, se pasará sin ninguna duda al campo enemigo. Pero yo no faltaré a mi palabra; es preciso que Mussolini sea salvado rápidamente, porque si no intervenimos, 415