DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 404
Salvador Borrego
Sicilia comenzó propiamente cuando las 6 divisiones norteamericanas del 7º ejército y las 7
divisiones inglesas del 8º ejército (195,000 hombres) chocaron con las 4 divisiones
alemanas (60,000 combatientes) que habían ido a reforzar a los italianos.
Las 9 divisiones italianas "volaban sus cañones y arrojaban sus municiones al mar";
los británicos dieron por capturada a Augusta sin molestarse en ocuparla. "A fines de julio
—dice el general Eisenhower en Cruzada en Europa— los italianos habían cesado de batirse,
pero a lo largo del gran risco dentado del cual el monte Etna es el centro, la guarnición
alemana se batía salvaje y diestramente. Cada posición conquistada se ganaba sólo con la
destrucción completa de los alemanes", que luchaban contra una superioridad numérica de
4 a 1.
"Ahí ocurrió —agrega el general Eisenhower— el incidente Patton, cuando insultó a
dos soldados y abofeteó a uno de ellos que tenía neurosis de combate". Los casos de
desajuste psíquico entre las tropas norteamericanas aumentaron alarmantemente, en parte
por la resuelta resistencia de las tropas alemanas y más que nada por la oposición latente de
los propios estadounidenses a participar en una guerra ajena. En esa contienda nada tenían
que defender ni ganar, como no fuera la subsistencia de la maquinación marxista mundial
protegida resueltamente por Roosevelt, a costa del esfuerzo del pueblo norteamericano.
Mientras en Sicilia las cuatro divisiones alemanas se sacrificaban defendiendo el
territorio italiano que los propios italianos no se preocupaban por defender, en Italia se
formaban diversos grupos políticos y cada cual por su lado se apresuraba a fraguar la
rendición. En Turquía, en Lisboa, en Madrid, surgían diplomáticos italianos ofreciendo a
los aliados el concurso de Italia para combatir contra Alemania. "Los aliados —dice
Churchill— le pidieron al general Cavallero que suministrara secretos sobre las bases
alemanas, para bombardearlas. El general italiano desplegó un mapa sobre las disposiciones
de las fuerzas tanto alemanas como italianas en Italia.
Cavallero regresó a Italia con un aparato de radio y las claves aliadas para mantener
el contacto con las fuerzas angloamericanas en Argel". Poco más tarde se presentó en
Lisboa, ante los diplomáticos aliados, el general Zaussi, del Estado Mayor Italiano, a
"apremiar —dice Churchill— para que se hiciera un desembarque al norte de Roma. Los
italianos querían tener la seguridad de que tal desembarco se haría con fuerzas suficientes".
El 3 de septiembre se firmó la rendición y ese mismo día se inició la invasión aliada
de Italia. Nunca nación alguna se ha desmoronado con tanto regocijo de sus propios hijos.
El caso de Italia es único en la historia. Ahí se hizo el panegírico del deshonor; se ensalzó a
los desertores y se aplaudió como héroes a quienes más velozmente se entregaban al
invasor. Nunca los valores habían sido subvertidos en igual forma. Un gigantesco teatro fue
Italia entera.
No es lo censurable el hecho de ser derrotado, y en muchos casos ni siquiera el
hecho psicológico de declararse vencido antes de luchar; lo inaudito es hablar
404