DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 402
Salvador Borrego
de Goebens sobre los españoles, se advierte que no han cambiado desde hace cien años.
Extraordinariamente valientes, duros para las privaciones, pero ferozmente indisciplinados".
ITALIA CAE AL PRIMER SOPLO DE LA GUERRA
El desastre de Italia no fue simplemente una rendición sin combatir, sino además una
traición para un leal amigo en el combate, como había sido el soldado alemán. Con mucho
acierto Bismarck dijo el siglo pasado que "es inútil hacer cuentas con Italia, porque ni sabe
ser amiga ni enemiga".
Pero Hitler confió en Mussolini, a quien hizo su amigo, y a través de él confió en Italia
y la ayudó más allá de lo que toda alianza puede obligar a un país en desesperada lucha.
Cuando el ejército italiano salió huyendo de Sidi Barraní, Egipto, al primer golpe de
exploración de los ingleses, Hitler envió a Rommel con tres divisiones alemanas y se
restableció la situación. Cuando más tarde la colonia italiana de Libia fue prensada entre
las dos tenazas de los ejércitos inglés y norteamericano, Hitler volvió a acudir en auxilio de
los italianos y restándole reservas al frente ruso envió a Túnez 200,000 soldados y más de
mil aviones.
En esta ocasión Hitler pidió una vez más a Mussolini un esfuerzo decidido para
abastecer a esas tropas a través del Mediterráneo, pero la flota italiana seguía escondida en
sus bases. "La resolución de este problema —le decía en otra carta del 14 de marzo de
1943— es de tanta importancia que de él depende la suerte de las posesiones africanas y el
final victorioso de esta guerra. Si no se encuentra remedio a esta dificultad aun cuando los
soldados alemanes sabrán combatir hasta lo último y si necesario fuere morir con honra,
la situación no podrá salvarse. Por esto le he enviado al mejor oficial naval que jamás ha
tenido la flota alemana, el gran almirante Doenitz, quien le llevará proposiciones que le
ruego examine desde el punto de vista de la necesidad absoluta de utilizar todos los
medios disponibles para salir avante".
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La flota italiana en manos alemanas hubiera abierto rutas de abastecimiento entre
Sicilia y Túnez, por lo menos durante algún tiempo, pero Mussolini se negó. Un
malentendido orgullo le impedía admitir el asesoramiento de los marinos alemanes y
prefería que la flota italiana continuara haciendo el ridículo. Ese mismo día Hitler ordenó
que salieran a ayudar a Italia la división blindada "Hermán Goering" y la séptima división de
paracaidistas, tal vez la más selecta de que Alemania puede disponer. Tiene un poder de
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Los aliados luchaban ventajosamente bajo un mando único, pese a que muchas veces parecía
antidemocrático. Y paradójicamente, Hitler respetaba la voluntad de Mussolini en el teatro italiano de
la guerra, sin la menor sombra de totalitarismo.
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