DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 400
Salvador Borrego
El "Cheyenne Tribune" hablaba indignado de la "Viscosa mano de Hopkins", y en la
Cámara de Representantes se le acusó de contar con el apoyo de una "camarilla siniestra"
integrada por los judíos Félix Frankfurter, magistrado; Henry Morgenthau, Secretario del
Tesoro; Samuel I. Tesenman y David K. Niles, que trataban de "convertir el
Departamento de la Guerra en una organización política de vasto alcance". Francamente se
tildó de "traidores a la patria" a los que favorecían ese plan. Pero... ¿traidores a qué patria, sí
los judíos siguen siendo judíos aunque nazcan, crezcan y prosperen en los más diversos
países del mundo?
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Las críticas eran tan esporádicas que no lograron suministrar cabal información al
pueblo norteamericano acerca del poder tan vasto que la comunidad israelita tenía dentro
del régimen, al grado que las más importantes decisiones de la vida interior y exterior del
país pasaban por sus manos.
Así, por ejemplo, el presidente cultivó más las relaciones con Stalin a través de judíos
sin cargo oficial que por los cauces normales del servicio diplomático norteamericano. Los
mensajes más confidenciales y trascendentales, tanto para Stalin como para Churchill,
fueron llevados siempre por incondicionales de los judíos, como Hopkins, o por el judío
Baruch. El 20 de febrero de 1943 Roosevelt escribió a su amigo M. Zabrousky, ex
presidente del Consejo Nacional de Israel:
"Estoy profundamente impresionado por el hecho de que el Consejo Nacional de la
¡oven Israel se ha ofrecido de intermediario entre mí y nuestro común amigo Stalin, en un
momento tan delicado. Usted puede asegurar a Stalin, mi querido señor Zabrousky, que la
URSS tendrá asiento en el Directorio de estos Consejos (de Europa y Asia) sobre un
mismo pie de igualdad y también de votos con los Estados Unidos e Inglaterra... Esta si-
tuación elevada en la Tetrarquía del Universo debe satisfacer a Stalin".
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Iguales conceptos había expresado Roosevelt a su amigo el rabino Weiss, eminente
personalidad de las organizaciones israelitas. Además en la Junta de Producción de Guerra
colocó al judío Baruch, que encauzó la ayuda armada hacia la URSS. Siempre que requería
de un emisario personal para que fuera al Kremlin en misión urgente se valía de Hopkins —
discípulo del judío Dr. Steiner—, a quien desde 1940 había llevado a vivir a la Casa Blanca.
Por otra parte, el inocultable procomunismo de Roosevelt tuvo en 1943 una
manifestación más al ordenar a su Ministro de Relaciones que hiciera presión sobre los
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Roosevelt y Hopkings= Robert E . Sherwood.
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De las Memorias de José Doussinage, antiguo Director Político del Ministerio de Relaciones Exteriores
de España.
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