DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 386

Salvador Borrego manifiesto que el enemigo conocía la ubicación de casi todos los submarinos y los rehuía oportunamente. Roosevelt y Churchill acordaron en la junta de Casablanca darle prioridad a la campaña antisubmarina y aumentaron a tres mil el número de barcos empeñados en esa tarea, incluyendo mercantes artillados. A la vez destinaron 1,500 aviones para el mismo fin. (El año anterior habían tenido empeñados en la Batalla del Atlántico mil aviones y dos mil embarcaciones). Ante el redoblado acoso, los sumergibles se batieron furiosamente en febrero y hundieron 63 barcos. Diecinueve submarinos no regresaron. En marzo se empeñaron, como jaurías, detrás de los convoyes poderosamente escoltados, y consiguieron hundir mas de un millón de toneladas. En el Almirantazgo inglés hubo alarma porque ni la escolta reforzada presentaba suficiente seguridad. El estado Mayor Naval inglés creyó que estaba a punto de romperse el transporte de pertrechos a través del Atlántico. Los combates se sucedían a todo lo ancho del Atlántico y los golpes eran mutuamente implacables. Por ejemplo, el destructor "Harvester" hundió al U-444, embistiéndolo, y el U-432 del teniente Eckhardt tomó inmediatamente venganza y hundió al destructor, pero a su vez fue hundido por la corbeta francesa "Aconit". Aunque en marzo desaparecieron 15 sumergibles, el balance era considerablemente desfavorable para los aliados. En esos días entraron en acción 6 nuevos submarinos de grande alcance que fueron enviados hasta el Océano Indico, frente a la India y Madagascar. El U-181 del capitán Lüth se empeñó en un recorrido de 220 días sin tocar tierra. Pero la situación volvió a empeorar en abril. Los bombarderos aliados se dirigían sin titubear hacia donde estaban los sumergibles aunque hubiera niebla o fuera de noche. Hitler acordó destinar mensualmente seis mil toneladas más de acero para acelerar la construcción de submarinos más rápidos. En Blankenburg, en la región de Harz, los inge- nieros navales y varios antiguos comandantes de sumergible trabajaban premiosamente en el diseño de submarinos eléctricos tipo XXI y XXIII, que eran la esperanza de la flota. Y así llegó mayo, el peor mes. En las bases de submarinos se captaban cada vez con más frecuencia mensajes siniestros: "Bombardeados... Nave se hunde", o bien: "Ataque aéreo sorpresivo. Nave se hunde”. Otros muchos sencillamente enmudecían para siempre, entre ellos el hijo de Doenitz. 43 botes "U" no regresaron. Doenitz ordenó entonces a muchas unidades concentrarse en sus bases y llamó en su auxilio al Estado Mayor Científico General. Ó se lograba darles protección razonable o terminaría la lucha en el mar. Los peritos estaban desconcertados. ¿Había hallado el enemig o la manera de aprovechar los rayos térmicos para localizar a los sumergibles? ¿Estaba acaso usando rayos infrarrojos? 386