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DERROTA MUNDIAL
El primero de enero de 1943 Hitler esperaba con impaciencia, pero optimista, noticias
acerca de un ataque de ocho barcos alemanes contra un convoy aliado que llevaba armas a
Rusia. Cuando ya parecía que todo había sido un éxito, se enteró por la radio británica de
que la flotilla alemana había sido rechazada sin pérdidas aliadas. Ante la falta de informes
propios, debido a descompostura de los aparatos de telecomunicaciones, Hitler se
enfureció, dijo que las unidades de superficie ya no eran útiles, que necesitaban constante
protección aérea y que rendiría más frutos encauzar todo el esfuerzo a la construcción de
submarinos. En consecuencia, ordenó que fueran desmantelados todos los barcos de
guerra. El almirante Raeder, jefe de la Armada, fue sustituido por el almirante Dpenitz, que
a la vez seguía como jefe de los submarinos.
Doenitz consiguió que la flota de superficie no fuera desarmada y que se le diera otra
oportunidad al crucero pesado "Scharnhorst", de 31,000 toneladas (el que se había escapado
de Brest), para que interceptara un convoy aliado qué conducía armas a la URSS. Sin em-
bargo, la operación terminó trágicamente el 26 de diciembre, debido en gran parte a la
perfeccionada detección británica. El crucero alemán entró en una tormenta de nieve en el
Mar Ártico, donde sorpresivamente comenzó a ver que estallaban granadas a su alrededor,
provenientes de un enemigo invisible. Su radar apenas comenzaba a registrar la proximidad
de barcos aliados. Por un lado lo perseguían el acorazado "Duke of York"", el crucero
"Jamaica" y 4 cazatorpederos. Y por el otro, los cruceros "Belfast", "Scheffield" y "Norfolk".
Uno de los primeros disparos dañó el radar del crucero alemán, que quedó ciego entre la
niebla. En momentos se batió guiándose por el fogonazo de los cañones enemigos y averió
al crucero "Norfolk". La batalla duró de las 4:50 a las 7 de la tarde, hasta que el
"Scharnhorst" se hundió hecho una criba, con el contraalmirante Bey y 1,970 tripulantes.
Sólo 36 fueron salvados.
El Almirante Sir Bruce Fraser, comandante de la flotilla británica, reunió a sus
oficiales en el acorazado "Duke of York" y les dijo: "Si alguna vez se encuentran al mando
de un barco que se enfrente a un enemigo muchas veces superior, espero que se porten
como ellos lo hicieron, que hagan maniobrar su buque con la misma habilidad y que
luchen con sus hombres como lo han hecho en este día los oficiales del Scharnhorst". A su
regreso dé Rusia el Almirante Fraser mandó formar la guardia de honor y arrojó una co-
rona de flores en el lugar donde el crucero alemán había sucumbido. Con él, la flota
alemana de superficie había dejado prácticamente de existir.
Los corsarios (mercantes artillados) también dejaron de operar en ese año. Seis
habían sucumbido y 3 regresaron a sus bases. En total habían hundido más de 150 barcos
aliados con casi un millón de toneladas, aparte de los que destruyeron indirectamente con
la siembra de minas.
Por lo que se refiere a la flota submarina, 1943 también principió con malos augurios.
Vastas tormentas en el Atlántico dificultaban particularmente la lucha. En enero quedó de
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