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herirlo. Adelantóse entonces el representante de la NKVD y extrayendo su pistola, disparó
tes tiros en la cabeza del caído que tras breve convulsión, quedó inmóvil.”
El mismo testigo afirma que el recurso principal de los ataques soviéticos en 1943
fue la "carné de cañón" que el Mando Ruso prodigó con inflexible determinación. ''Arrojó
a la matanza —dice— verdaderos aludes de hombres... En ello reside la clave de .uno de los
enigmas de la segunda guerra mundial; por consiguiente, está de más perderse en
disquisiciones más o menos autorizadas sobre la táctica y la estrategia del ejército rojo".
Los testimonios de diversos comandantes alemanes coinciden con el anterior. Uno
típico es el del general Heinrice, que sostuvo las batallas defensivas de Ocha y Rogachev,
en el sector central, y dice lo siguiente: "Las tropas rusas se veían forzadas al avance ante la
compulsión de los oficiales y comisarios que marchaban a la retaguardia listos para
disparar sus pistolas sobre cualquiera que se rehusara al avance. En un sector defendido
por tres y media divisiones alemanas, en Orcha, embistieron 22 divisiones rusas, luego 30,
y en los siguientes tres ataques, 36... Considero —dijo Heinrice al historiador Liddell
Hart— que sus conclusiones de que el atacante necesita de tres a uno, se encuentran por
debajo de la realidad... hubo ocasiones en que mis tropas tuvieron que pelear con
números de 1 a 12 y aun de 1 a 18". Heinrice retiraba sus soldados de la primera línea en
el momento del máximo esfuerzo enemigo y luego los lanzaba en contraataques cuando
aquél había perdido ímpetu. Estas maniobras eran posibles solamente debido a las grandes
pérdidas de personal especializado que había padecido el ejército rojo y a las cualidades
técnicas y combativas del ejército alemán.
Al utilizar en estas carnicerías contingentes de los pueblos asiáticos qué años antes
había sojuzgado, el bolchevismo estaba realizando algo semejante a lo que Gengis Kan
hacía, 750 años atrás, cuando a chicotazos obligaba á los prisioneros a que marcharan
adelante como parapetos ambulantes de las tropas mongólicas. Al noroeste de Moscú los
rusos llegaron a utilizar perros con minas, amaestrados para refugiarse bajo los tanques y
dotados de una varilla que al hacer contacto con el metal producía la explosión. Esto dio
por resultado que los alemanes mataran a todos los perros en esa zona.
Entre los muchos generales rusos capturados por los alemanes, figuraba el general
Wlassov, famoso porque había participado en la revolución bolchevique de 1917. Al igual
que otros rusos prominentes desde 1941 había pedido que se le permitiera actuar en la
lucha contra el comunismo, pero Hitler era renuente a esta clase de cooperación por parte
de gente que había militado en las filas enemigas.
Pocas personas, en el mando alemán, pensaban que era conveniente aceptar la ayuda
del pueblo ruso contra el bolchevismo. Hitler menospreciaba este factor alegando que
sólo el poderío militar decidiría la lucha. En 1943 el diplomático Peter Kleist le insistió
sobre el punto y Hitler repuso: "No puedo volver atrás ahora. Todo cambio en mi actitud
y teniendo en cuenta la situación militar, sería interpretado; corrió una debilidad y
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