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ruso y el debilitamiento alemán por enviar refuerzos a Italia habían impedido el en-
volvimiento de los ejércitos soviéticos de Kursk.
Guderian le aconsejaba a Hitler que las nuevas reservas alemanas no se gastaran
precipitadamente. "Use troncos, no astillas", le decía, con lo cual el Führer estaba de
acuerdo, pero a la hora de la emergencia en diversos frentes echaba mano de cuanto
había. Von Manstein censuraba mucho este sistema y alegaba que en vez de quererlo
conservar todo era indispensable ceder en algunas partes y concentrar las energías contra
la URSS.
En esos días se formaron también las primeras unidades de aviones destructores de
tanques; el Ju-87 (Stuka) fue acondicionado a fin de que lanzara proyectiles de volframio
capaces de perforar los más gruesos blindajes y estallar en el cuerpo del tanque. Los rusos
pusieron entonces en juego cartuchos fumígueros para simular incendios y despistar a los
atacantes, pero éstos no tardaron en descubrir el truco y en aprender a distinguir los
incendios verdaderos de los simulados, guiándose por el color de las llamas.
Poco después de frustrada la operación "Ciudadela", el mando soviético lanzó una
serie de ofensivas en el sector sur del frente para recuperar Ucrania, productora de trigo y
de metales. La proporción de fuerzas rusas y alemanas era de 7 a 1. "Nos hallábamos ante
una hidra capaz de sacar dos cabezas por cada una que le cercenábamos", dice el mariscal
Von Manstein, Jefe del Grupo de Ejércitos del sector sur, compuesto por los siguientes
ejércitos: 4º del general Hoth; 8º del general Woeshler; 1º de Von Makcensen y el 6º de
nueva formación, del general Hollidt.
Estos 4 ejércitos, con un total de 38 divisiones de infantería y 14 blindadas,
incompletas, hacían frente a 174 divisiones soviéticas a lo largo de 600 kilómetros. Los 4
ejércitos alemanes se defendían como tigres acosados y sus unidades móviles eran llevadas
de un sitio, a otro en golpes de sorpresa y causaban muchos dolores de cabeza a los
soviéticos, más numerosos, pero menos diestros en la guerra de movimientos.
A fines de julio el nuevo 6º ejército se vio peligrosamente atenazado y logró salvarse
mediante un contraataque de sorpresa en el que capturó 18,000 prisioneros, 700 tanques,
200 cañones y 400 piezas antitanque. En cambio, los ejércitos 1º y 4º, de Von Mackensen y
de Hoth, no salieron tan bien librados: tuvieron que evacuar la cuenca del Donetz y
perdieron numerosos tanques que tenían en reparación. Para el 23 de agosto, el 4º ejército
alemán de Hoth tenía ante sí tres ejércitos rusos, reforzados con uno de reserva. Y al 8º
ejército de Woeshler lo acosaban 6 ejércitos incluso uno blindado.
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