DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 336
Salvador Borrego
1º Se acrecentó la ayuda angloamericana de pertrechos para el ejército rojo.
2º Hitler tuvo que restar tropas y aviones al frente ruso para luchar contra la invasión aliada
de Noráfrica, que abría un nuevo frente y amenazaba todo el sur de Francia, dé Italia y de
los Balcanes.
3º Fue necesario retirar dos divisiones selectas del frente ruso y enviarlas a la costa
occidental de Francia, en previsión de nuevos desembarques anglocanadienses, como el
de Dieppe. Canaris exageraba la inminencia de nuevos desembarques angloamericanos
para que así Hitler retirara más fuerzas-del frente anti-soviético.
4º La traición del comandante Reichel, del Estado mayor de la 23ª división blindada
alemana, que llevó a los soviéticos los planes de la "Operación Azul", frustró en julio y
agosto el cerco y aniquilamiento de grandes contingentes soviéticos. Esto iba a tener
repercusiones enormes.
5º Los conspiradores y traidores, por una parte, y la oposición de un grupo de generales
por la otra, ahondó la escisión en el Alto Mando Alemán.
Entre los conspiradores categóricos figuraban en primer término el doctor
Goerdeler, que desde 1933 tenía nexos delictuosos con el extranjero; el general Ludwig
Beck, ex jefe del Estado Mayor General, que había entregado secretos a los enemigos de
Alemania, y el Almirante Canaris, Jefe del Servicio Secreto Alemán, que relacionaba entre
sí y protegía a los conspiradores. Incluso ayudaba a ciertos agitadores israelitas para que
salieran de Alemania disfrazados de agentes saboteadores alemanes.
Canaris les comunicaba a ciertos generales cantidades más bajas que las reales sobre
producción de armas soviéticas, para inducirlos a la confianza excesiva, en tanto que a otros
los desmoralizaba hablándoles de fuerzas bolcheviques enormes. Era un sicólogo
consumado y para cada temperamento tenía un tipo apropiado de ideas a fin de influirlo
negativamente. Además, Canaris era ayudado por el general Schellenberg, que mucho
tiempo antes se había infiltrado en las SS y en el servicio extranjero de la Gestapo; por
Nebe, director de la Policía Criminal, y por otros muchos funcionarios situados en puestos
importantes, a quienes había dicho que la frustración de la victoria "debe ser nuestro objeto
y propósito esencial".
Reynhard Heydrich (de los servicios de seguridad del Reich) le pisaba ya los talones
a Canaris. Había reunido datos suficientes para desenmascararlo ante Hitler, pero
precisamente en esos días Heydrich fue asesinado cerca de Lídice, Bohemia, por
paracaidistas que arrojaron los ingleses. Al parecer el jefe de esos paracaidistas era el judío
Peretz Golstein o alguno de sus compañeros. Este golpe salvó por milímetros a Canaris.
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