DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 24
Salvador Borrego
Poco después Lenin celebraba secretos acuerdos con los jefes revolucionarios.
Charles refiere que asistían "Kamenef, hombre pequeño, de ojos vivaces bajo el lente;
Zinovief, que se había cortado completamente el cabello ondulado de su gruesa cabeza;
Ouritsky, delgado y nervioso, que mas tarde aterrorizaría a Retrogrado durante algunas
semanas; los tres eran de raza judía". No tardaron en reunírseles Stalin y Trotsky.
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La siembra marxista iniciada décadas atrás, halló en 1917 el clima más propicio para
fructificar. La ya minada retaguardia del ejército ruso se debilitó aún más y el desconcierto
cundió hasta las líneas avanzadas del frente de guerra; la propaganda derrotista hallaba
ciertamente coyunturas en la miseria y en las bajas causadas por la contienda. La promesa
de que al triunfar la revolución se repartirían tierras a todos los proletarios fue tan
halagadora "que las tropas querían dejar de pelear para llegar al reparto". Coordinadamente
las doctrinas bolcheviques agitaban a los militares hablándoles de los derechos del soldado,
según los cuales "los oficiales deberían ser nombrados por selección, de entre los soldados,
y éstos podían discutir las órdenes de aquéllos".
Desde ese momento quedó rota la disciplina, dice el Tte.Corl. Carlos R. Berzunza en
su "Resumen Histórico de Rusia". Y así comenzó la última etapa del fin de la Casa Imperial
Rusa. Tatiana Botkin dice que acerca de la realeza y particularmente de la Emperatriz,
circulaban versiones que indignaban al pueblo y alentaban al derrotismo. "Frecuentemente
se encontraba uno con personas que se habían formado un concepto completamente falso
sobre la familia real. Entre nosotros sólo se propagaba lo malo y nadie sabía lo bueno que
en realidad existió... No podía creer que los mismos soldados, soldados rusos, en el
momento de una guerra de tal magnitud, se amotinaran y mataran a su comandante y ofen-
dieran a la familia real... Así era, desgraciadamente. En las calles de Petrogrado sucedía algo
increíble. Los soldados, borrachos, sin correas, con los capotes desabrochados, unos con
rifles, otros desarmados, corrían como poseídos saqueando todas las tiendas".
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El descrédito de la casa de los Romanof; la consigna leninista de que la derrota en el
frente de guerra abriría el camino al triunfo de la revolución; las crecientes bajas y la
miseria; la promesa de que un nuevo régimen daría tierras al proletariado; el relajamiento
de la disciplina; las doctrinas de igualdad y supresión de las jerarquías, etc., convergieron
por fin en el estallido de la revolución.
La mecha que encendiera el polvorín podía haber sido cualquier cosa. Como en el
conocido fenómeno físico de la sobrefusión, cuando la mente de un pueblo llega a su
tensión máxima basta el más insignificante incidente para producir el estallido.
4 "Vida de Lenin".—Por Fierre Charles.
5 "Vida, Martirio y Sacrificio de los Zares". —Por Tatiana Botkin, hija del médico de la familia imperial.
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