DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 234
Salvador Borrego
prisioneros; y capturados o destruidos 3,332 tanques y 1,909 cañones. En ninguna otra
operación ha llegado a destruirse en una sola batalla un número tan fantástico de material
blindado. El bolchevismo perdió ahí en este terrífico combate de 14 días, más tanques que
todos los lanzados por Francia a la lucha en. 1940. El mamut acorazado de Timoshenko
fue abatido por el menos pesado, pero diestro zarpazo de las panzer.
La cifra de 3,332 tanques rusos puestos fuera de combate, adquiere perfiles más
impresionantes si se la compara con el total de tanques alemanes disponibles para la
invasión de Rusia, o sea 2,434; pero se empequeñece ante el total soviético de 20,000
máquinas para 1941. Sin embargo, esto último lo ignoraban entonces los alemanes.
El cuerpo de espionaje alemán, a cargo del almirante Canaris, que resultó ser un
traidor al servicio de los enemigos de Alemania, no había averiguado ningún dato valioso
acerca de las fuerzas soviéticas. Lo único que se conocía del Ejército Rojo eran sus
emplazamientos en la frontera, debido a tres escuadrillas aéreas organizadas por acuerdo
de Hitler, con aparatos de cabina presurizada y motores especiales para grandes alturas.
Estos aviones (precursores del U-2 americano) habían tomado fotos de la región fronteriza
soviética, sin ser vistos ni interceptados por los rusos. Principalmente localizaron los
aeropuertos enemigos y prepararon así el golpe que la Lutwaffe aplicó a la aviación
soviética, que era la más grande del mundo.
En la creencia de que todo el poderío soviético para 1941 era de 300 divisiones como
máximo, y de que 30 de las más maduras y mecanizadas habían sido copadas y ya no
podían librarse del aniquilamiento, el general Halder —jefe del Estado Mayor General—
escribió entusiasmado el 3 de julio: "No es probablemente una exageración afirmar que la
campaña de Rusia ha sido ganada en 14 días". Indudablemente suponía que las 145
divisiones alemanas sólo tendrían ya que enfrentarse a 270 divisiones soviéticas privadas
de la mayor parte de su material blindado. Pero en realidad aún restaban más de 370 con
17,000 tanques.
En cambio, el espionaje comunista sí sabía con exactitud los grandes secretos militares
alemanes. En París operaba el grupo rojo de Leopoldo Trepper, que tenía enlaces en
Berlín. En Bélgica funcionaba la red "capilla roja", dirigida por Víctor Sokolov. En Suiza
operaba Rodolfo Hossler, originario de Alemania, que manejaba una red de infiltrados en
diversos círculos. Y en Tokio operaba el Dr. Ricardo Sorge, consejero de la Embajada
alemana, quien secretamente estaba al servicio del movimiento comunista-judío. Por todos
estos conductos Moscú conocía los planes de Hitler. Cuando la 221 división alemana
capturó los archivos del primer ejército cosaco, en Lomsa, encontró mapas de Alemania
con indicaciones de los puntos de concentración de los ejércitos, grupos de ejércitos y
divisiones. Las anotaciones eran rigurosamente exactas. El espionaje llegaba hasta el
Estado Mayor General alemán.
234