DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 233

DERROTA MUNDIAL El golpe inicial de la Luftwaffe fue una terrible sangría para la aviación bolchevique, superior en número a todas las aviaciones del mundo, pero inferior a la alemana en calidad y organización. En los dos primeros días de lucha la aviación alemana reportó 2,500 aviones rusos abatidos en el aire o en sus aeropuertos. El mariscal Goering no lo creía y mandó ratificar el dato; como poco después el ejército ocupó los aeródromos y además pudo contar los aviones derribados en el campo, se precisó que habían sido destruidos 2,700 aparatos. Apenas repuesto de la sorpresa el comandante judío-ruso Yakov V. Smushkevich lanzó una masa de reservas aéreas para apoyar a los contingentes terrestres cercados en Bialystok y Minsk. La flota de Kesselring acudió a frustrar esa ayuda. El general soviético Kopets se suicidó al perder 600 aviones en su sector. Enjambres de cazas soviéticos J-15 y de bombarderos relativamente lentos acudían sin cesar a la batalla. A las tropas alemanas les sorprendía, la obstinación con que atacaban una y otra vez las escuadrillas rusas, pese a las grandes bajas que padecían. Y los Stukas alemanes Junker 87 y cazas Messerschmitt 109 partían premiosamente de sus bases y regresaban a reabastecerse para salir de nuevo al frente. Allí sí estaba la Luftwaffe empeñando a fondo todos sus efectivos, no como en la llamada "batalla de Inglaterra". Un cruento testimonio de ese esfuerzo total de la aviación alemana fueron los 6,233 aviones soviéticos abatidos en el aire o destruidos en tierra durante los primeros 19 días de campaña. Protegido desde el aire por la segunda flota de Kesselring, Von Bock no soltó su presa. Tenía careados a cuatro ejércitos soviéticos que desesperadamente trataban de salvarse. Un ejemplo típico de esta lucha era el sector de la 29° división de infantería alemana, llamada "Halcón". Varias oleadas de soviéticos gritando "¡hurra!" se lanzaban sobre ese sector para romper el cerco. Caía una ola, pero la siguiente lograba avanzar más. Para no delatar anticipadamente sus posiciones, los ametralladoristas alemanes recibieron orden de no hacer fuego sino hasta que los rojos se aproximaran. "Mudos de asombro —dice un testigo— escuchaban los ¡hurra! de los soviéticos que avanzaban en grandes grupos… A los soldados alemanes que servían en las ametrallador as se les oprimía de angustia el corazón. ¿Quién iba a detener esto? ... Luego les daban la orden de ¡Fuego!... Ustedes o nosotros, pensaban, y apretaban el gatillo. Caía una ola, pero en seguida venía la segunda, que se aproximaba más, pero que también caía. Y luego una tercera y una cuarta, con tanques, cañones y caballos. Los caballos heridos caían y relinchaban... Era un infierno". La batalla de aniquilamiento del cerco de Bialystok-Minsk ardió 14 días, del 27 de junió al 10 de julio, y al desplomarse la resistencia en esa área fueron capturados 323,898 233