DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 198
Salvador Borrego
Ante los inequívocos síntomas de que el ejército alemán erigía bases en el Este para
lanzarse contra el marxismo judío entronizado en Moscú, el Presidente Roosevelt,
Churchill y Stalin reemprendieron desesperada búsqueda de más países que desangraran
y retardaran el golpe de Hitler. Polonia, usada con ese fin en 1939, ya había sucumbido.
Francia, Holanda y Bélgica, utilizadas en 1940, estaban también fuera de combate. Las
miradas de los tres estadistas se volvieron hacia los Balcanes.
Allí estaban Yugoslavia, Bulgaria y Grecia. Activamente comenzaron a ser azuzadas y
se les hicieron fabulosas promesas para que lucharan contra Alemania. En el Medio
Oriente, Turquía también fue cortejada con igual fin. La casa Real de Grecia estaba
emparentada con la Casa Real de Inglaterra y fue fácil que cediera bases navales a la flota
Británica. Un incidente ajeno a la voluntad, de Stalin, Churchill y Roosevelt vino luego a
facilitar sus planes para encender la guerra en los Balcanes.
Resulta que ante la penetración soviética en la provincia rumana de Besarabia, Hitler
ofreció a Rumania su apoyo para impedir que los rusos avanzaran más. Rumania pidió
tropas y Hitler le envió 12 divisiones, pero esto lo mantuvo en secreto hasta última hora y
no se lo comunicó ni a Mussolini. (Cuando la guerra con Polonia y cuando la invasión de
Francia, Hitler ya había comprobado que en Roma no sabían guardar ningún secreto).
El Duce se molestó porque no se le había informado previamente de los sucesos de
Rumania y a su vez comenzó a preparar la invasión de Grecia —para anularla como base
británica— sin consultar el caso con Hitler. Ciáno anotó en su Diario el 12 de octubre
(1940) que Mussolini había dicho: "Hitler me presenta los hechos consumados. Tendrá
noticia por los periódicos de que habré ocupado Grecia. Creo que esta acción será útil y
fácil".
Algo, sin embargo, se supo en Berlín, y el Secretario de Relaciones Von Ribbentrop
se apresuró a comunicarle a Italia "que no será bien vista acción ninguna contra Grecia".
Simultáneamente Hitler preparaba otra entrevista con Mussolini para disuadirlo de ese
ataque, pero el Duce descargó repentinamente el golpe el 28 de octubre (1940). 27
divisiones italianas y una poderosa aviación fueron lanzadas desde Albania contra 16
divisiones griegas, pero fracasaron. No había en ellas espíritu de lucha.
Hitler recibió con gran contrariedad la noticia de que Italia había iniciado la invasión
de Grecia. Eva Braun dice en su Diario que el Führer comentó: "El Duce me contestó que
todos éramos jugadores, en cierto modo, pero no es exacto. No soy un jugador; soy un orga-
nizador. La guerra con Grecia era inútil y puede acarrear una nueva orientación. Veremos
ahora la fuerza de Gran -Bretaña y si los italianos saben pelear; luego, amo a los griegos y
creo que cumpliré para Europa lo que Pericles realizó para la pequeña Grecia". Días más
tarde, tras un ligero retroceso motivado por la sorpresa, las tropas griegas se repusieron y
rechazaron a los italianos hasta sus puntos de partida, y en ciertos sectores aún más atrás.
Esta situación se mantuvo así todo el invierno de 1940-1941.
198