DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 192
Salvador Borrego
hasta sus manos. En la Cancillería de Berlín se dibujaba el bizarro sueño de la colabo-
ración. .. El alemán andaba sobre puntillas en la tierra de su reciente victoria. Yo vi que un
dueño de restaurante se negó a servir a dos soldados alemanes, que tras de una ligera
insistencia optaron por retirarse. Creo que nunca ha existido una victoria con menos
alharaca.
La masa militar del Reich hacía muy poca ostentación de su fuerza, entonces colosal...
Vivía la guerra sin desviarse un milímetro de la consigna de cada día. En el camino y en el
vivac la conducta del soldado alemán era intachable". Si Hitler no pedía la flota francesa, en
cambio Roosevelt amenazaba a Francia con que "perdería la simpatía de Estados Unidos" si
llegaba a entregarla. Y Churchill le decía al general Eisenhower:
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"Si pudiera encontrarme con Darían, con todo lo que le aborrezco, con gusto me
arrastraría sobre mis rodillas y mis manos una milla entera si haciéndolo así lograra que
atrajera esa flota suya al círculo de las fuerzas aliadas". Tal era la actitud de Churchill—
incongruente con su cargo de almirante de la Reina de los Mares— ante la remotísima
posibilidad de que la pequeña flota alemana se viera acrecentada por la flota francesa.
Precisamente ese temor llevó a Churchill a realizar su máxima hazaña guerrera
cuando ordenó que las naves francesas ancladas en Mers-el-Kevir fueran cañoneadas por
sorpresa. Hubo mil bajas entre los marinos franceses, quienes nunca se imaginaron que
las naves británicas que se aproximaban fueran a atacarlos a mansalva. Esa acción de
Churchill fue una mancha que ciertamente no merecía la Real Marina Británica.
El pueblo francés seguía teniendo más motivos de ofensa de sus antiguos aliados
que de sus vencedores. Hitler hizo viaje especial para entrevistarse con Petain y buscar la
reconciliación. No era una guerra totalitaria; por lo menos no lo era de parte de Alemania
hacia el Occidente. Francia conservaba sus instituciones y Hitler iba a parlamentar con
ella. Londres reconoció el 25 de octubre de 1940 que "más parece que Hitler trata de
ganarse a Francia para la paz que para la guerra".
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"Entretanto —revela Cordell Hull —, la política de Estados Unidos respecto a Francia
era impedir una alianza amistosa con Alemania". Y Londres anunció el 22 de diciembre
de 1940. "La misión del embajador norteamericano ante Vichy, almirante Leahy,
consiste en reforzar el espíritu antigermano de Francia". El resultado de este forcejeo fue
que también el nuevo gobierno rechazó la amistad que Alemania le ofrecía, si bien no lo
hizo abiertamente.
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Cruzada en Europa.—Gral. Dwight David Eisenhower.
Paz y Guerra.—Departamento de Estado, Washington.
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