DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 190
Salvador Borrego
empleó íntegramente en combate decisivo contra la aviación inglesa, entonces formada por
1,080 cazas y 400 aviones de otros tipos. Ciertamente la Luftwaffe podía a la postre
dominar a la aviación de Churchill; tenía la calidad y el poderío suficientes para hacerlo,
pero Hitler no quería la lucha con Inglaterra y en cambio necesitaba preservar sus fuerzas
para la gran ofensiva contra la URSS.
Desde septiembre de 1939 hasta mayo de 1941 la Luftwaffe cambió cinco veces de
táctica en la lucha contra Inglaterra. Al principio el objetivo eran únicamente los barcos, y
después sucesivamente, los cazas británicos, los aeródromos, las fábricas de armamento y
por último las instalaciones navales y militares de Londres. No había una táctica definida y
llevada hasta lo último.
El general Galland, en aquel tiempo piloto de caza, dice que "la mirada de Hitler
continuaba dirigida hacia el Este (Rusia) y la lucha contra Gran Bretaña no era para él más
que un mal ineludible que tenía que afrontar, ¡sin saber exactamente en qué forma había de
hacerlo!"
En esa época el odio de Churchill no titubeó en violar los más rudimentarios
sentimientos humanitarios de la guerra y ordenó que sus aviones hicieran fuego contra los
aparatos de la Cruz Roja alemana que prestaban auxilio a los pilotos caídos al mar.
Churchill refiere este hecho en sus Memorias con las siguientes palabras: "Todas las
ambulancias aéreas alemanas fueron derribadas u obligadas a descender por nuestros
aviones de combate, de acuerdo con instrucciones que habían recibido la aprobación del
Gabinete de Guerra".
Sin embargo, en el panorama que la monopolizada información internacional
presentaba al mundo se repetía el estribillo hollywoodense: las fuerzas alemanas eran
identificadas con el villano y las que luchaban contra ellas representaban invariablemente al
héroe más noble y caballeroso. Muchos años antes Schopenhauer había escrito:
"El judío es el gran maestro de la mentira". Las exageraciones respecto a la lucha aérea
en Inglaterra; las falsas historietas sobre heroísmo y maldad, y la alharaca sobre la
"blitzkrieg" aérea como precursora de la invasión naval, fueron el material con que se nutrió
la propaganda a fines de 1940 y principios de 1941 para alentar la guerra artificial de
Occidente contra Alemania.
El escritor inglés F. J. P. Véale, al consignar que los bombardeos de terror fueron
iniciados por Churchill, comenta: "Uno de los mayores triunfos de la moderna ingeniería
emocional es que, a pesar de la claridad del caso, que no podía enmascararse ni torcerse
materialmente, el público británico, a través de todo el período de la guerra relámpago—
1940-1941— siguió convencido de que la responsabilidad por los sufrimientos que estaba
experimentando recaía sobre los jefes alemanes".
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