DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 185

DERROTA MUNDIAL Goldwyn; la Fox Film, del judío William Fuchs; la Warner Bross, de los hermanos Warner; la Universal Film, del también judío Julio Baruch. En cadenas radiodifusoras, las prominentes 'Radio Corporation of American y Columbia Broadcasting System están controladas por los israelitas David Sarnoff y William Paley. Tres de las cuatro grandes redes de televisión también las manejan ellos, encabezados por Irving Kahn. En la prensa son famosos Adolph Oachs,' dueño del "New York Times"; Joseph Pulitzer, def "New York World", y los que controlan la información internacional. En las organizaciones obreras, Ben Gold, Sidney Hilman, John L. Lewis, David Dubinsky y casi todos los dirigentes sindicales. Además de otros muchos personajes oficiales y privados, por lo menos 64 diferentes órdenes masónicas, con cientos de logias cada una, hacían presión sobre política, banca, comercio, industria, centros culturales, etc. Una de las más famosas e influyentes de esas órdenes es la B'nai B'rith, integrada por judíos prominentes. Y toda esta gigantesca maquinaria trabajaba coordinadamente para empujar hacia la guerra al renuente pueblo norteamericano). Precisamente en esos días un empleado de la Embajada americana en Londres, Tyler Kent, comunicó a varios amigos suyos que había visto documentos según los cuales Roosevelt estaba comprometiendo secretamente a los Estados Unidos en la guerra, en connivencia con eminentes israelitas. Kent creía que estos manejos debían ser sacados a la luz pública, pero no tardó en ser detenido como "espía" y sentenciado en Inglaterra a siete años de cárcel, pese a que como norteamericano y miembro de la Embajada debía haber sido juzgado en su país. lan Ross MacFarlane, analista de noticias de la Estación WITH, de Baltimore, fue a Inglaterra y habló con John Bryan Owen (hijo del antiguo cónsul americano en Dinamarca), quien conocía detalladamente el "caso Kent". Owen se trasladó a Estados Unidos a declarar, pero al siguiente día de haber llegado a Greenwich Village se le encontró muerto por envenenamiento de barbitúricos. Gerard L. K. Smith y la señora Keot, madre del acusado, afirmaron enfáticamente que había una trama siniestra para ocultar el hecho de que Roosevelt estaba llevando al país a la guerra, sin el consentimiento del Congreso ni del pueblo. En diciembre de ese mismo año de 1940 Roosevelt redobló sus esfuerzos ante el Congreso para aumentar la manufactura de armas y poder enviarlas directamente a quienes combatieran contra Alemania. Estaba violando así la neutralidad del país y contrariando la voluntad del pueblo, pero es que en realidad no le importaban los intereses del pueblo, sino los intereses del "poder secreto del mundo", cuyos representantes lo rodeaban incesantemente: Morgenthau como secretario del Tesoro; Bernard Baruch como profeta de la política internacional; Samuel Untermeyer como Presidente de la Federación Mundial Económica; Sam Rosenman, y otros más, todos ellos judíos. A tales personajes les urgía apuntalar el frente occidental contra Alemania, pues si desaparecía antes de que se iniciara el choque entre Berlín y Moscú, sería luego imposible alinear al Occidente en el bando del marxismo 185