DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 186
Salvador Borrego
israelita y éste sería aniquilado. Polonia, Noruega, Holanda, Bélgica y Francia habían
desaparecido ya como rompeolas del ejército alemán que se disponía a marchar contra la
URSS. Inglaterra había sido desarmada y económicamente destrozada, pero no ocupada, y
Roosevelt se encargó de mantenerla semierguida, sangrante y exhausta, con tal de que no
desapareciera el frente occidental. Así quedaba la puerta abierta para que otros pueblos
occidentales —incluso el norteamericano— fueran arrojados a una contienda que sólo
reforzaría al marxismo y al Poder Judío. De acuerdo con esa táctica "en junio de 1940
Roosevelt vendió a Inglaterra armamentos «americanos que inicialmente costaron 300
millones" de dólares, en 43 millones (testimonio del almirante Harold R. Stark, el 3 de
enero de 1946). Dicho armamento consistía en 895 piezas de artillería, 1.115,000 fusiles,
85,000 ametralladoras, aviones y municiones...
Y el 8 de octubre de 1941, a pesar de que seguíamos siendo neutrales, el Presidente
mandó que unidades de nuestra flota del Atlántico protegieran a los convoyes aliados en
dicho mar, destruyendo todas las fuerzas navales y aéreas, alemanas o italianas, que
encontraran en su camino".
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Después de Dunkerque, el Imperio Británico no sólo estaba desarmado, sino también
económicamente vencido y superado por la economía nacionalsocialista. Churchill revela
en sus Memorias la decisiva ayuda que entonces recibió de uno de los jefes del judaísmo:
"En Mr. Morgenthau —dice—, secretario del Tesoro Americano, la causa aliada tenía un
campeón infatigable. Hasta noviembre de 1940 habíamos estado pagando todo cuanto se
nos suministraba. Ya habíamos vendido 335 millones de dólares de acciones americanas;
además, habíamos pagado en efectivo más de 4,500 millones de dólares y habíamos llegado
al punto en que sólo contábamos con 2,000 millones de dólares, cantidad representada en
su mayor parte por inversiones, muchas de las cuales no eran susceptibles de una
realización rápida". (Entonces Inglaterra comenzó a recibir armas y municiones sin
necesidad de pagarlas).
"No teníamos —agrega Churchill— cañones antitanques que valieran la pena y ni
siquiera contábamos con artillería ordinaria de campaña... Hice una visita a nuestras playas
en St. Margaret's Bau, cerca de Dover; el brigadier que tenía ahí el mando me dijo que su
brigada sólo contaba con tres cañones antitanques y únicamente con seis cargas para cada
cañón, a fin de proteger una costa de 4 ó 5 millas... De hecho el número de nuestros
cañones de campaña de cualquiera clase que fuesen, no llegaban a quinientos, y nuestros
tanques medianos y pesados difícilmente llegaban a doscientos en todo el país"'.
Fue una intencionada patraña de la propaganda decir que el mayor error de Hitler fue
no haber empeñado sus fuerzas en invadir Inglaterra en 1940. Esto equivale a decir que su
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La Amenaza Mundial.—William C. Bullit, Diplomático americano.
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