DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 184
Salvador Borrego
ideó el ingenioso procedimiento de ordenar que el ejército devolviera parte de su equipo a
la industria norteamericana, con objeto de que ésta (controlada por judíos) enviara ese
equipo a Churchill. Así logró burlar a la opinión pública norteamericana que seguía
resistiéndose a que su país se inmiscuyera en la guerra europea.
Al principiar 1940 Roosevelt había subido el tono de sus ataques contra Alemania y
lentamente iba enredando a su país en la contienda, temeroso —como lo revela
Sherwood— de que en Europa "se llegara a una paz negociada" que permitiera a Hitler
lanzar todas sus fuerzas contra la URSS. El 3 de enero Roosevelt dijo ante el Congreso
que "el mundo futuro sería lugar mísero y peligroso donde vivir" si venciera Alemania y
pintó un tétrico cuadro para "nuestros hijos en un mundo donde se prohibiera adorar a
Dios y en el que el comercio libre sería imposible".
Era una falacia inconmensurable que Roosevelt, masón 33, "Gran Cedro" de la Logia
81 "Los Grandes Cedros de Líbano", de Warwick, Nueva York, quisiera dar un cariz
religioso a la guerra contra Alemania —donde el Estado nazi ayudaba con 700 millones de
marcos anuales a las dos principales iglesias— y en cambio guardara silencio de cómplice
ante la persecución religiosa de los bolcheviques. En Rusia la religión era tratada como "el
opio del pueblo"; a los niños se les había agrupado en la Asociación de los sin Dios y en
las escuelas se cantaba el "himno" de que "la cruz y los iconos, todas estas antiguallas, las
hemos arrojado a la basura... y la estrella de Belén ya se ha extinguido, mas entre nosotros
brilla eterna la estrella de cinco puntas", o sea la estrella judía impuesta a Rusia.
Con falsedades acerca de lo que era el nacionalsocialismo, y con silencio criminal de lo
que era el bolchevismo, Roosevelt fue creando la psicosis necesaria para acudir en auxilio
del Imperio marxista de Moscú. Así cimentó entonces el famoso plan de Préstamos y
Arrendamientos y solicitó al Congreso 1,800 millones de dólares para armas. En mayo
pidió 1,000 millones más. Y al ocurrir el desplome de Francia en julio y perfilarse que el
Ejército Alemán iba a reconcentrarse para su ataque a la URSS, exigió otros 5,000
millones. En agosto logró una parcial movilización de reclutas.
A rastras, en contra de su voluntad, el pueblo norteamericano estaba también siendo
empujado a la contienda germano soviética. La oposición era grande, pero casi carecía de
medios de expresión pública. Lindbergh no cesaba de refutar a Roosevelt: "Hoy nos
hallamos en peligro de guerra —decía—, no porque los europeos intenten mezclarse en
nuestros asuntos íntimos sino porque los americanos intentan mezclarse en los asuntos
íntimos de Europa".
Los aislacionistas —según lo reconoce Sherwood en "Roosevelt y Hopkins"— decían
claramente que "el país se enfrenta a una maquinación de judíos para hacer nos entrar en la
guerra", pero esas denuncias se apagaban ante la gigantesca propaganda que había
monopolizado el cable internacional, los estudios de cine y las principales radiodifusoras.
(En el cine, la Metro Godwyn Mayer es obra de los israelitas Marcus Loew y Samuel
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