DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 172
Salvador Borrego
apoyaría a la Gran Bretaña si ésta se viera envuelta en dificultades... Concluyó que sus miras
eran las de hacer la paz con Gran Bretaña sobre una base que ella considerara aceptable y
compatible con su honor».
Blumentritt dedujo que Hitler no quería enardecer más al pueblo británico. Dejando
escapar a las tropas expedicionarias actuaba conforme a su viejo anhelo de lograr que
Alemania y la Gran Bretaña llegaran a ser amigas. «Su indiferencia hacia la posibilidad de
invadir Inglaterra —añade el mismo general alemán— comprobaba lo anterior».
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Hitler fue partidario de audaces planes militares y esto le causó frecuentemente
dificultades con su Estado Mayor General. Al ordenar el «alto» frente a Dunkerque parecía
que de súbito se había vuelto torpemente cauteloso. La explicación de ese aparente absurdo
es que no procedía entonces por razones militares, sino políticas, y una vez más creyó que
evitando el enardecimiento de los ánimos en Inglaterra sería posible que se aceptara un
nuevo ofrecimiento de paz que ya tenía en mente.
Entretanto, Churchill había ido a París el 22 de mayo a gestionar que la lucha
prosiguiera, pese a la evacuación inglesa de Dunkerque, y para asegurar la escapatoria de su
derrotado ejército utilizó a las tropas belgas y francesas en las líneas de retaguardia.
Reynaud advirtió esa maniobra impropia de un aliado y se lo reconvino a Churchill el 24 de
mayo, echándole en cara que por una parte había prometido desarrollar una acción
conjunta y por la otra estaba retirando a las tropas inglesas hacia Dunkerque, en vez de
participar en un contraataque de los franceses par a romper el cerco alemán.
Pero Churchill se mantuvo inflexible y la retirada de las maltrechas fuerzas británicas
siguió adelante. El ejército belga, al igual que el francés, se vio también abandonado por los
ingleses. Había hecho un esfuerzo tan grande que los soldados belgas se dormían sobre sus
cañones en medio de la batalla, y el rey Leopoldo consideró injusto seguir llevando casi
todo el peso de la lucha y el 26 de mayo comunicó a sus aliados que el límite de la
resistencia belga estaba llegando a su fin. Sin embargo, no recibió ninguna ayuda. Al
siguiente día advirtió a los anglo-franceses: «El ejército belga ha cumplido su misión».
Sus unidades son incapaces de volver mañana al combate. La retirada hacia Yser no
puede ser porque contribuiría a congestionar el espacio que ocupan las fuerzas aliadas, ya
mortalmente cercadas entre Yser, Calais y Cassell». El día 28 el rey Leopoldo capituló junto
con sus tropas. Entonces Reynaud y Churchill cometieron la ingratitud de acusarlo de
traición, y el monopolio de la propaganda internacional hizo un coro gigantesco a esa
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La versión de que Hitler no lanzó los Panzer sobre Dunkerque porque temía que se atascaran en
las ciénagas o porque se hallaban gastadas, ha sido profusamente descartada, pues no había peligro
de atascamiento y las unidades averiadas estaban siendo diariamente reemplazadas.
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