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DERROTA MUNDIAL
cabezas de puente sobre el Canal, el día 23, después de lo cual no quedaba obstáculo
ninguno. Pero cuando la trampa iba a cerrarse en Dunkerque mediante un factible golpe de
las panzer, llegó la orden terminante de «hacer alto». «Esta orden expedida por el Alto
Mando enemigo —dice Hart—preservó al ejército británico cuando no había nada que lo
salvara».
Von Kleist, el comandante de las fuerzas panzer, refiere que al recibir la orden le
pareció que no tenía sentido. Guderian, comandante de un Cuerpo de Ejército Blindado,
agrega que protestó contra la «maldita orden», pero que ésta fue repetida. Asimismo
especifica que la orden fue recibida por él a las seis de la mañana del 21 de mayo y
«quedarnos sin habla», pero no hubo más remedio que acatarla. «¡Lo hice con gran dolor
de mi corazón!», refiere en sus memorias. Después de la 10ª división blindada llegó la 2ª, el
«Leibstandarte Adolfo Hitler», y luego otra más, todas las cuales fueron quedando ociosas y
estacionadas, casi frente a Dunkerque. El general von Brauchitsch, comandante del ejército,
le explicó a Guderian que la orden era de Hitler. Liddell Hart dice que el general von
Thomas, que acompañaba a Guderian, divisó Dunkerque y varias veces pidió al Alto
Mando permiso para avanzar, pero se lo negaron.
«Los comandantes alemanes —añade Hart— tuvieron que sentarse y ver cómo los
británicos se les escapaban delante de sus narices... El general Siewert, ayudante de
Brauchitsch, asegura que Hitler personalmente ordenó el alto, pese a la oposición de
Brauchitsch y Halder».
Churchill atribuye a von Rundstedt la orden de ese extraño freno a las divisiones
blindadas que podían impedir la escapatoria de los ingleses por Dunkerque, pero Liddell
Hart dice que no hay evidencias históricas de tal afirmación. Por el contrario, el mismo von
Rundstedt declaró que él deseaba proseguir el ataque, pero que Hitler dio órdenes
específicas de cesar todo avance (orden que von Rundstedt simplemente transmitió) y sólo
permitió que se utilizara la artillería como fuego de hostigamiento. Hart agrega que
tampoco hay evidencia de que la defensa transitoria de Calais hubiera salvado a Dunkerque
—como insinúa Churchill—, pues la división blindada alemana que atacó a Calais era sólo
una de las siete que había en el área y que no tenían nada que hacer.
El general Blumentritt, jefe del Estado Mayor de Rundstedt, le refirió a Liddell Hart
que «la orden de Hitler tenía origen político... Al visitar el cuartel general de Rundstedt en
Charleville, Hitler se encontraba de muy buen humor... Opinó que la guerra se terminaría
en seis semanas. Después de haber deseado llegar a una paz razonable con Francia, el
camino estaría libre para llegar a un acuerdo con la Gran Bretaña. Luego nos sorprendió —
sigue diciendo el general Blumentritt—, al expresarse con admiración del Imperio Británico,
de la necesidad de su existencia y de la civilización que la Gran Bretaña había introducido
al mundo... Comparó el Imperio Británico con la Iglesia Católica diciendo que ambos eran
elementos esenciales para la estabilidad del mundo. Dijo que todo lo que quería de
Inglaterra era que reconociera la posición de Alemania en el Continente... y que hasta
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