DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 170

Salvador Borrego distancia. Los oficiales quedaron atontados cuando las Panzer súbitamente aparecieron en sus puestos de mando como primera indicación de que el frente había sido perforado». Los audaces golpes iníciales estaban así abriendo las puertas de la «Blitzkrieg» al ejército alemán y las del desastre a los ejércitos francés, belga y británico. Nuevamente las imponderables fuerzas del espíritu alteraban los previsibles y lógicos resultados que auguraban las cifras de los cálculos. Nuevamente Moltke tenía razón: «En la guerra todo es incierto; cierto es sólo la voluntad y el espíritu que el estratego lleva en su propio pecho». A los cinco días de lucha —dice Churchill en sus Memorias— Reynaud le habló por teléfono. Sus arrestos bélicos se habían esfumado: «Hemos sido derrotados; hemos sido derrotados —le dijo—; hemos perdido la batalla. El frente está roto cerca de Sedán y por allí se precipitan grandes masas con tanques y carros blindados...» Reynaud pedía más ayuda a Churchill y éste a Roosevelt, como el principal alentador moral y proveedor material que era de la guerra anglo-francesa contra Alemania. Entretanto, la tenaza de von Rundstedt, con Guderian en la vanguardia, atravesaba todo el norte de Francia envolviendo a los ejércitos belga, francés y británico. La síntesis que Clausewitz había hecho de la táctica de Napoleón estaba dando sus más brillantes resultados: «marchar y combatir, combatir y marchar». Un gigantesco Cannas se iba forjando implacablemente. En la clásica batalla de Cannas (216 antes de nuestra era) Aníbal envolvió con 50,000 cartagineses a 72,000 romanos y los aniquiló. En la nueva y gigantesca lucha de envolvimiento, conocida como la batalla de Flandes, 945,000 ingleses, franceses y belgas estaban siendo cercados. El general Jodl anotó en su Diario que el 20 de mayo, al llegar la noticia de que las tropas anglo-francesas habían sido envueltas en Flandes, Hitler dijo fuera de sí de alegría, que pronto podría hacer las paces con los ingleses. Creía que después de aquel descalabro aceptarían la amistad que hacía tiempo les brindaba. El 22 de mayo la tenaza de von Rundstedt llegó hasta el puerto de Boulogne, y el 23 a Calais. Las divisiones blindadas de Guderian estaban a punto de cerrar la trampa de Flandes. A las tropas aliadas no les quedaba más escapatoria que el mar, por el puerto de Dunkerque, y fue allí donde ocurrió uno de los más espectaculares hechos de la guerra. Churchill proclamó como un triunfo que el ejército inglés, aunque perdiendo el equipo, hubiera salvado la vida. Lo que no se supo entonces fue que Hitler había hecho posible esa salvación en un nuevo intento para llegar a un acuerdo con Inglaterra. LOS PANZER DEJAN ESCAPAR A LOS INGLESES El historiador militar británico Liddell Hart dice que el 23 de mayo las divisiones blindadas alemanas llegaron hasta el Canal Aa, en Gravelines, a 16 kilómetros de Dunkerque; el Cuerpo del general Reinhardt avanzó hasta el Canal Aire St. Omer- Gravelines, donde sólo había un batallón de los aliados. Las blindadas establecieron 170