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DERROTA MUNDIAL
aviación alemana cinco mil aparatos, según el coronel Paquier, del ejército francés
(«Conceptos Alemanes Sobre la Superioridad Aérea»).
Entretanto, las 23 divisiones del ejército belga recibieron el primer impacto.
Inmediatamente acudieron en su auxilio los ejércitos franceses 1º, 7º y 9º y el Ejército
Expedicionario Inglés. «Cuando llegó la noticia de que sobre toda la extensión del frente el
enemigo avanzaba —dijo después Hitler— me hubiera puesto a llorar de alegría: ¡habían
caído en la trampa! Estaba bien calculado lanzar el ataque sobre Lieja. Había que hacerles
creer que seguíamos fieles al viejo Plan Schlieffen». En efecto, al precipitarse tres ejércitos
franceses y el ejército inglés hacia el Norte, en dirección a la tenaza de von Bock, hacían
posible que la tenaza de von Rundstedt penetrara hacia el Sur y los envolviera por el flanco
y la retaguardia.
Contrariamente a lo que el público sabía en aquellos días, los tanques franceses eran
superiores en número. Sin embargo, dice el general von Bechtolsheim, combatían en forma
estática y desperdiciaban así su ventaja inicial. La infantería alemana y sus secciones
especializadas de lucha antitanque se encargaron de neutralizar buena parte del blindaje
francés, en tanto que los tanques alemanes se infiltraban penetrando arriesgadamente en
territorio enemigo.
Por su parte, el arma antitanque francesa operó desde larga distancia y fracasó; le
faltaban la suficiente disciplina y espíritu de sacrificio para aguardar serenamente a que los
tanques alemanes se aproximaran. A los siete días de combate, en vísperas ya de cristalizar
un gran triunfo, estuvo a punto de ocurrir un grave trastorno en la ofensiva alemana. El
general von Kleist se presentó en la vanguardia de los tanques y sin saludar siquiera al
general Guderian le echó una dura reprimenda por su impetuoso avance y le ordenó
detenerse para esperar a que llegara la infantería. Von Kleist trataba así de imponer las
ideas del general Halder, jefe del Estado Mayor General, quien incluso era partidario de
dispersar las fuerzas acorazadas entre las divisiones de infantería.
Guderian alegó que eso era derrochar la movilidad de las divisiones blindadas, protestó
ante von Rundstedt y pidió ser relevado si no se continuaba el plan que ya estaba en
práctica y que Hitler mismo había aprobado. Von Rundstedt lo apoyó y el avance pudo
continuar. Tres días después el batallón Spitta, de la 2a. división blindada, alcanzó la costa
francesa de Noyelles, después de avances diarios hasta de 45 kilómetros. El envolvimiento
de todas las fuerzas belgas, francesas y británicas que operaban en Bélgica se había
consumado...
El general francés Touchon refirió así lo ocurrido en los primeros días de lucha:
«La súbita revelación surgió como una horrible sorpresa. Los hombres quedaron atontados,
bombardeados por Stukas cuyas bombas zumbantes eran más aterradoras que destructivas.
Nuestros artilleros quedaron atontados cuando vieron los tanques alemanes avanzar sobre
los cañones que aún estaban disparando a un objetivo calculado a varios kilómetros de
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