DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 158
Salvador Borrego
investigador Abshagen dice que ese informe fue transmitido a funcionarios noruegos, pero
que no lo creyeron. «Oster confiaba en que si no se alcanzaba a parar toda la empresa... por
lo menos se lograría, mediante una advertencia, apresurar el fracaso de la operación en una
primera fase» .
77
El Almirante Canaris había dicho a sus cómplices que la frustración de la victoria «debe
ser nuestro objetivo y propósito esencial». Y todo este grupo de conspiradores trabajó con
tal sutileza que no dejaba huellas a la Gestapo. Según el Vicealmirante Kurt Assmann , la
invasión aliada de Noruega (iniciada 72 horas después que la alemana) se demoró debido a
que a última hora el mando británico ordenó un aplazamiento a fin de averiguar hacia
dónde se dirigía la flota alemana que había zarpado de sus bases en el Mar Báltico.
78
Un incidente imprevisto jugó importante papel en esa demora: ocurrió que los barcos
alemanes que deberían atracar en Trondheim llegaron a las cercanías con bastante
anticipación y para hacer tiempo dieron media vuelta y enfilaron hacia el poniente, lo cual
fue visto por un avión británico, cuyo reporte desorientó a los aliados. Cuando horas más
tarde los ingleses tuvieron la certeza de que la operación se dirigía hacia Noruega, ya habían
perdido la delantera.
Coordinadamente con la operación naval, una compañía de paracaidistas fue enviada
por aire a capturar los aeropuertos de Oslo y Stavenger, a los cuales llegaron más tarde
transportes bimotores de tropas. En esta misión se utilizaron 550 aviones. La ocupación
previa de Dinamarca se realizó como punto de apoyo obligado para la campaña de
Noruega.
«El golpe más atrevido —dice Churchill en sus Memorias— fue el que se dio en Narvik.
Diez destructores llevaron 200 soldados cada uno, apoyados por el Scharnhorst y el
Gneisenau —cruceros de batalla—; llegaron a Narvik el 9 de mayo muy temprano. La noche
del 7 de abril la RAF denunció tales movimientos en el Skagerrak. En el Almirantazgo se
creía imposible que aquella fuerza se dirigiera a Narvik».
Churchill juzgó impracticable esa audaz maniobra; tuvo tiempo para impedirla, pero el
arrojo triunfó sobre la fuerza numérica. La pequeña flotilla alemana se escurrió
zigzagueando hasta los puertos noruegos sin hallar más obstáculos que el destructor inglés
«Glowworm» que fue hundido. Días más tarde ocurrió otra batalla naval en la que fueron
hundidos el portaaviones inglés «Glorious», dos destructores y dos naves pequeñas, cuando
los nazis trataban de aligerar la presión naval sobre Narvik.
77 «El Almirante Canaris». — Karl H. Abshagen.
78 «La invasión de Noruega». — Por Kurt Assmann.
158