DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 135

DERROTA MUNDIAL «En la historia no ha habido jamás dos vencedores y muchas veces no ha habido más que vencidos. Ojalá que tomen la palabra los pueblos y los gobernantes que son del mismo parecer. Y que rechacen mi mano los que creen ver en la guerra la mejor solución». Concentración de cien mil hombres en el Estadio de Nuremberg. Hitler insiste en que no quiere guerra con Occidente. Su mano fue rechazada. No ciertamente por los pueblos, que querían la paz, sino por los estadistas occidentales; por Roosevelt, por Churchill y por Daladier. Incluso el Intelligence Service Británico organizó una minuciosa conjura para asesinar a Hitler en la Cervecería de Munich, durante la ceremonia del 8 de noviembre. Pero el acto duró menos de lo que se suponía porque Hitler sintió una indefinible premura y salió del edificio minutos antes de que estallara la bomba de tiempo colocada para matarlo. Churchill refiere en sus memorias que ciertamente Hitler se había visto sorprendido por la declaración de guerra de Francia y la Gran Bretaña, con quienes no quería pelea, pero que había supuesto que al terminar rápidamente la campaña de Polonia, su oferta de paz brindaría a Mr. Chamberlain y a Daladier la oportunidad de llegar a un arreglo decoroso. «Nunca se le ocurrió, ni por un momento —añade Churchill—, que Mr. Chamberlain y el resto de la comunidad de naciones que forman el Imperio Británico, tenían la resolución inquebrantable de darle muerte o perecer en la demanda». 135