DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 134
Salvador Borrego
«La devolución del Sarre era la única exigencia que consideraba yo como una
condición plena e ineludible para un acuerdo germano-francés. Una vez que Francia misma
ha resuelto ese problema, desapareció toda exigencia alemana a Francia. Hoy no existen
más exigencias de esta especie ni volverán a hacerse valer nunca... Francia lo sabe así. Es
imposible que se levante un hombre de Estado francés y pueda manifestar que he
planteado jamás una exigencia a Francia cuyo cumplimiento hubiese sido incompatible con
su honor o sus intereses. En lugar de una exigencia tal, lo que he dirigido siempre a Francia
ha sido el deseo de enterrar para siempre la vieja enemistad. He hecho todo lo posible para
extirpar del pueblo alemán la idea de una enemistad hereditaria e ineludible, inculcándole
en lugar de ella el respeto por los grandes hechos del pueblo francés y de su historia, y todo
soldado alemán guarda el máximo respeto por las proezas del ejército francés.
«No menores han sido mis esfuerzos para llegar a un acuerdo germano-inglés e incluso
a una amistad germano-inglesa... Nunca ni en ningún lugar me he opuesto realmente a los
intereses británicos. Si este esfuerzo mío ha fracasado, ha sido porque había en algunos
hombres de Estado y periodistas británicos una enemistad personal contra mí.
«Es también perfectamente claro para mí que cierto capitalismo y periodismo judaico-
internacional no sienten en absoluto el compás de los pueblos cuyos intereses dicen
representar, sino que, como Eróstratos de la sociedad humana, ven el máximo éxito de su
vida en la provocación de un incendio.
« ¿Alemania ha hecho a Inglaterra alguna reclamación que amenace quizá al Imperio
británico o ponga en duda su existencia? No; al contrario. Ni a Francia ni a Inglaterra les
hizo Alemania reclamaciones semejantes... Esta guerra en el Oeste no arregla ningún
problema ni mucho menos, a no ser el de las malparadas finanzas de algunos industriales
de armamentos». Respecto a Polonia, Hitler estaba anuente en que resurgiera como país
libre mediante la previa resolución del problema de las minorías alemanas, y mediante la
comunicación de Prusia y la solución del problema judío. Refiriéndose a la guerra que
Francia e Inglaterra habían declarado a Alemania, agregó:
«El mantenimiento del actual estado en el oeste es inconcebible. Un día quizá Francia
bombardee por primera vez Saarbruck y la deje demolida. La artillería alemana, por su
parte, destruirá en represalia Mülhausen... Se instalarán después cañones de más alcance y
la destrucción se irá haciendo mayor... Y el capital nacional europeo reventará en granadas
y la energía de los pueblos se desangrará en los campos de batalla. Y un día, empero,
volverá a haber una frontera entre Alemania y Francia, pero en vez de ciudades florecientes
se extenderán por ella campos de ruinas y cementerios.
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