DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 126
Salvador Borrego
votó una ley de servicio militar que implicaba una movilización' total de la juventud rusa.
Sus aprestos bélicos se aceleraron.
Al día siguiente, dos de septiembre, Mussolini hizo una gestión ante Alemania, Polonia,
Inglaterra y Francia, para concertar un armisticio germanopolaco y buscar un arreglo
pacífico. Hitler aceptó y el primer ministro francés también, pero Inglaterra rechazó la pro-
posición y luego insistió frenéticamente para que Francia hiciera lo propio. El embajador
francés, Corbin, dice que varios personajes lo presionaban, en favor de la guerra y cuando
le explicó a Churchill que había "dificultades técnicas", éste le gritó indignado: "Al diablo
con las dificultades técnicas". Corbin refiere que Churchill "era uno de los más
encarnizados". El gobierno francés acabó entonces por rehusar las pláticas de arreglo
pacífico y la agencia francesa de noticias "Havas" anuló cablegráficamente el mensaje
referente a la aceptación de tales negociaciones.
Goering, el segundo de Hitler, trató de volar a Inglaterra para insistir en un arreglo
pacífico. Hitler aprobó el plan y el general Bodenschatz preparó un avión especial.
Cablegráficamente se solicitó la anuencia de Londres para el viaje, pero el gobierno inglés
contestó negándose a recibir a Goering.
El 3 de septiembre Inglaterra envió un ultimátum a Alemania exigiéndole que para las
once horas de ese día retirara sus tropas de Polonia o de lo contrario se considerara en
guerra con el Imperio Británico. En Francia aún era muy viva la resistencia de la opinión
pública a la guerra y el Gabinete se resistía a declararla. Churchill seguía presionando en
Londres al embajador francés Corbin, quien dice que "sus feroces ladridos hacían vibrar el
teléfono".
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Finalmente Francia accedió a enviar a Alemania un ultimátum igual al inglés hasta las
12.30 del día 3.
El embajador británico Neville Henderson se presentó en la Cancillería de Berlín a
entregar el ultimátum con apercibimiento de guerra. El documento fue recibido por el Dr.
Paul Schmidt, jefe de intérpretes de la Wilhelmstrasse, quien en seguida se lo entregó a
Hitler. Schmidt refiere así lo ocurrido :
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"Hitler se quedó petrificado en su asiento, con la vista fija hacia adelante. No daba
muestras de confusión, como se ha dicho, ni tampoco se encolerizó, como otros refirieron.
Se quedó sentado, completamente silencioso, inmóvil. Tras de un intervalo, que a mí me
pareció un siglo, se volvió hacia Ribbenfrop, que había permanecido rígidamente en pie
junto a la ventana. ¿Y bien? —preguntó Hitler con una mirada penetrante a su Ministro de
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El Día que Estalló la Guerra.—Por Adrián Ball.
Informes Secretos Desde Atrás de la Cortina de Adolfo Hitler.— Dr.
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