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DERROTA MUNDIAL
relaciones como para indicar que Ribbentrop le había informado mal acerca de la actitud
de Inglaterra—. Ribbentrop repuso tranquilamente: "Presumo que los franceses nos
entregarán un ultimátum semejante dentro de una hora".
Minutos después Hitler dictó la siguiente respuesta al gobierno inglés:
"El Gobierno del Reich y del pueblo alemán se niega a recibir, aceptar o cumplir las
exigencias con carácter ultimativo del Gobierno británico".
Una contestación semejante fue entregada más tarde al representante de Francia. A las
11 de la mañana del 3 de septiembre de 1939 Inglaterra declaró la guerra a Alemania, y
Francia hizo lo propio a las 5 de la tarde de ese día.
Era esta la guerra que Hitler no quería.
NI CON SU SILENCIO PUDO AYUDAR ITALIA
Cuando el 3 de octubre de 1935 Mussolini inició la invasión de Etiopía y atrajo hacia sí
un ruidoso boicot de la Liga de las Naciones, Hitler lo apoyó resueltamente. Y es que desde
1923 Hitler admiraba a Mussolini como creador de la doctrina fascista, esencialmente
opuesta al bolchevismo. Años más tarde nació el Eje Berlín-Roma como una alianza contra
la URSS.
Y cuando en 1939 Alemania trataba de abrir el camino hacia Moscú y esto le ocasionó
el conflicto con Polonia, Italia dio un cauteloso paso atrás y decidió ser neutral. Hitler le
pidió que no revelara esa decisión sino hasta el último momento. Tenía la esperanza de que
si Inglaterra y Francia ignoraban que el Eje Berlín-Roma no era tan firme como parecía, no
intervendrían activamente en el conflicto.
Sin embargo, la neutralidad de Italia fue conocida por Inglaterra y Francia antes de que
estallara la guerra germanopolaca. Y es que el Ministro de Relaciones, Galeazo Gano, les
había revelado este secreto. Ciano odiaba a Alemania, aunque no lo manifestaba categóri-
camente, y era marido de Edda Mussolini, hija de Mussolini y de una judía rusa. Pero esto
no lo supo Alemania sino hasta cuatro años después, en 1943.
La frágil alianza germanoitaliana se revela en el propio Diario de Ciano, quien el 20 de
marzo de 1939 escribió: "El rey se muestra cada vez más antigermano. Al referirse a los
alemanes llegó a calificarlos de mendigos y canallas".
El 26 de agosto de ese mismo año agregaba: "El Duce y yo le enviamos un mensaje a
Hitler diciéndole que Italia no puede ir a la guerra si no cuenta con abastecimientos.
Grandes demandas". En efecto, era tanto lo que pedía que se necesitarían 17,000 trenes
para transportarlo.
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