DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 364

Salvador Borrego engañosas del momento, ambas estuvieron varias veces a punto de vencer o perecer. Un cuidadoso examen disipa la falsa creencia de que la ofensiva alemana en la URSS estaba irremisiblemente condenada al fracaso. Esa impresión comenzó a formarse en el invierno de 1941, cuando Stalin echó mano de todas sus reservas movilizadas hasta entonces y sorprendió al frente alemán fuera de equilibrio. "Pero fijándose más a fondo —dice el historiador Liddell Hart—, se ve que fue por un " margen estrechamente desesperado como la resistencia rusa pudo sobrevivir", pues la superioridad operativa del ejército alemán —añade— había destruido el grueso del ejército rojo en las batallas de cerco del verano y del otoño, cuando hizo "la captura de prisioneros más grande de la historia". En la crisis de finales dé otoño un hecho ajeno a la habilidad del ejército rojo lo libró del tiro de gracia: 63 divisiones alemanas (un, millón de hombres) se hallaban inmovilizadas muy lejos del frente germanosoviético, debido a Churchill y Roosevelt. Semanas más tarde la contraofensiva invernal soviética —1941 — y los problemas logísticos derivados del invierno estuvieron a punto de abrir un boquete de 600 kilómetros en las líneas alemanas y ocasionar una catastrófica retiraba abandonando armas y equipo entre la nieve. Fue entonces la voluntad de Hitler, con imponderables recursos psicológicos, lo que salvó al ejército alemán por estrecho margen. 151 Nuevamente en el otoño de 1942 la sombra del desastre cambió de sitio y volvió a cernirse sobre la URSS. En golpes tajantes le fueron arrebatados 35,000 kilómetros cuadrados más de territorio vital y uri millón de prisioneros. Sus bajas ascendían al total inverosímil de diez millones de hombres en muertos, prisioneros y heridos irrecuperables. Perdidas sus ricas cuencas del Donetz y del Don e interceptados sus oleoductos, el corazón industrial de Rusia se cimbró con el estrangulamiento de Stalingrado. Ya entonces las fuerzas alemanas sustraídas al frente ruso ascendían a 80 divisiones (1.200,000 hombres) y en ese crítico momento el Kremlin recibió mayor ayuda de las potencias occidentales; la recibió no sólo en tanques, aviones, cañones, proyectiles y comestibles, sino también en forma de bombardeos terroristas sobre Alemania y en el desembarque angloamericano en Noráfrica, que obligó a Hitler a retirar más aviones y tropas de Rusia y a enviar sus reservas al Mediterráneo muy lejos del frente soviético. Entonces fue cuando la victoria alemana en las ruinas de Stalingrado se escapó de las manos y la suerte de la guerra dio otra media vuelta. 151 Las dificultades de abastecimiento eran incomparablemente mayores para el ejército alemán, lejos de sus bases, que para el ejército rojo. 364