DEMOLICIONES FILOSÓFICAS ARISTÓTELES. SANTA CLARA. | Page 14
Clasificación de las formas de gobierno.
Organización interna del Estado.
Aristóteles considera que en una polis, para que se
pueda garantizar el bien común y la felicidad de los
ciudadanos, es preciso que haya una determinada forma
de gobierno o régimen político (no concibe una sociedad
anárquica, sin autoridad) que está establecido en su
Constitución: la ciudad es su Constitución. Ahora bien,
surge la pregunta acerca de cuál de todas las formas de
gobierno existentes resulta la más adecuada.
Aristóteles a la hora de referirse a las diferentes formas
de gobierno establece una distinción inicial entre las mismas, esto es, las divide entre formas “puras”
de gobierno la cual sería una forma adecuada de gobierno y formas “impuras” de gobierno la cual
sería una degeneración inapropiada de la pura.
De este modo, la Monarquía sería el gobierno de uno solo, pero que busca el beneficio de todos. De
aquí se entiende que su degeneración la Tiranía sería el gobierno de uno para satisfacer los intereses
de este gobernante en detrimento del conjunto.
La Aristocracia sería el gobierno de un grupo reducido de ciudadanos virtuosos que velarían por los
intereses del colectivo. En cambio, su desviación la Oligarquía sería un gobierno de un grupo
reducido de oligarcas que velan por sus intereses (comúnmente económicos) en detrimento de los de
la mayoría.
La República sería el gobierno de la mayoría pero sin perjudicar a la minoría. En cambio, la
Demagogia (democracia) sería el gobierno que solo tiene en cuenta el interés de la muchedumbre
sería el gobierno de los pobres.
Tres ideas en la organización interna del Estado según Aristóteles.
1) La armonía: los ciudadanos se relacionan armónicamente con el Estado, que debe de
comportarse igual para todos. En esta idea de la organización tendría mucha influencia las tras
concepciones de justicia explicadas anteriormente. Justicia legal, justicia distributiva y justicia
conmutativa o reciprocidad.
2) Autarquía: sería la independencia y autosuficiencia de la polis. Cuando un ciudadano pierde
esta independencia y autosuficiencia y comienza la degeneración o destrucción.
“Llamamos ciudadano al que tiene la posibilidad de participar en las deliberaciones, posee la
capacidad para juzgar, y, por consiguiente, llamamos ciudad a la unión de ciudadanos capaces
también de vivir con autarquía” Política, III 1275b 16-20.
3) La educación: la educación sería una tarea esencial del Estado y su principal misión sería
crear buenos ciudadanos. La educación impartida por el Estado se impartiría igualitariamente a
todos ciudadanos independientemente de su condición o clase social. La educación recibida
por el ciudadano tendrá los siguientes valores como horizonte: la solidaridad, la generosidad y
la creatividad.
“Puesto que toda ciudad tiene un solo fin, es claro que la educación ha de ser una y la misma para
todos los ciudadanos, y que el cuidado de ella debe ser cosa de la comunidad y no privada, como lo
es en estos tiempos, en que cada uno se cuida privadamente de sus propios hijos y les da la
instrucción particular que le parece” (Política, VIII, 1337a 21-25).