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patrio y no al revés , además de una manera totalmente pacífica por su parte y extravagantemente consentida por la nuestra . Y son ellos los que me miran por encima del hombro y no yo a ellos , entre otros motivos porque todos sin excepción son más altos que yo . Son ellos los que se sienten superiores a mí y no yo a ellos , y ambas partes tenemos nuestros motivos para que así sea . Es nuestro presidente Sánchez el que hace habitualmente el ridículo ante Mohamed VI , y no al contrario . Después de esto , si alguien se atreve todavía a tacharme de racista , o bien es moro y , en tal caso , estaría , aun mirándome por encima del hombro , victimizándose por ver si cuela ; o bien le falta comprensión lectora . No soy racista ( e . n . p ., a . m ., me contradirán los partidarios de las máximas latinas ); ni siquiera siento fobia , odio o asco por el presidente Sánchez y su Gobierno . Y , en todo caso , siempre he sido más de pensar ( sin pensar ) que de actuar ; en realidad , nunca de actuar , por lo que , de ninguna manera , podría calificárseme de peligroso .
El locutorio Malik , abierto desde las nueve de la mañana hasta las diez de la noche , es , además de locutorio , frutería y tienda de alimentación especializada en productos latinos y magrebíes . Asimismo , vende chuches para los niños , y pan del día . El sitio de Malik en su locutorio se encuentra nada más entrar a la derecha , tras un pequeño mostrador , de espaldas a un ventanal , escaparate , no demasiado grande . Sentado frente a un PC y rodeado de varios teléfonos móviles y un par de tabletas electrónicas de firma con su pizarrín , atiende a sus clientes , hispanos la mayoría .
— Quiero enviar doscientos euros a mi mamá en Quito .
Malik rellena los datos en el formulario electrónico , lee al cliente todo lo actuado y , previa entrega del dinero anunciado , le pide que firme con el dedo o con el puntero en una tableta .
—¿ Tienes aguacates ? — le pregunta una dominicana , dominicana por las trazas . Son fundamentalmente las de esta nacionalidad las que más se ocupan de su aspecto exterior : muy pintadotas ellas , pecho y nalgas exuberantes ( como las cubanas , por cierto ), comprimidos por un sujetador y unas mallas coloridas , transparentes en parte , indefectiblemente de una talla menos de la precisa .
Malik se pone de pie y le indica con el dedo : — Al fondo , a la derecha . —¿ Y plátanos machos ?
— Ahí , casi a tus pies — le señala una caja de cartón apoyada en ángulo de cuarenta y cinco grados justo en la curva del mostrador .
Malik no tiene un momento de respiro . Entre las gestiones dinerarias y el despacho de viandas y otros productos , no le da tiempo para abstraerse en un pensamiento dichoso o en una idea feliz . Yo lo conocí a raíz de que se estropease mi teléfono móvil ; quiero matizar , a raíz de que yo lo estropease al intentar meterle una actualización de software para la que no estaba preparado .
—¿ Qué hay , amigo ? — me saludó Malik antes de que yo dijera nada , cohibido como iba por temor a estar haciendo algo inconveniente .
— Hola — me salió una vocecita de enfermo aprensivo .

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