sorta , perdida en el espejo , recordando un pasado inexplicable ― como inexplicable era aquel presente ― creyendo que en Europa todo cambiaría , que aquella maldición por la que creía estar marcada desaparecería . Ahora … ahora no era solo el no invocar a la muerte de alguien para hacerse realidad ; ahora mataba ella misma sin tan siquiera tener que llamarla .
Mientras Zulima se regodeaba en su inútil culpabilidad doña Eloísa oyó una llave meterse en el bombín de la puerta . ¿ Otro ladrón , o tal vez …?
―¡ Hola , tía ! ― saludó alguien alegre , en alta voz .
Al entrar y cerrar la puerta vio a su tía plantada en la silla de ruedas al final del pasillo , en el umbral del salón .
― Buenos días , Macario . ¿ A qué has venido tan temprano ? ¿ Otra vez sin blanca ?
Doña Eloísa ya desde lejos se había dado cuenta de que Macario , su sobrino cincuentón y próximo heredero , traía descompuestos los pelos y descompuesta el alma , lo cual solo podía significar … ¡ más deudas de juego ! Ya estaba harta de él . En ese mismo momento decidió no dejarle ni un euro de herencia . Le daría la mitad a Zuli junto con aquel piso de 140 metros cuadrados de la Gran Vía Don Diego López de Haro ― así le solucionaría la vida , que bien se lo merecía ― y la otra mitad iría a alguna ONG ; pero a ese vago y crápula , derrochador sin conciencia , no le dejaría ni el polvo de los muebles .
Macario se encaminó hacia ella , embebida en sus pensamientos .
― Estoy en un lío , tiita . Y esta vez es muy grave . Si no pago en veinticuatro horas me han amenazado con matarme …
―¿ Y qué hay de malo en ello ? ― preguntó inmóvil ―. Nunca has hecho nada de provecho . Tu vida nunca ha tenido sentido . Has despilfarrado la herencia de tu madre y encima , ahora …
―¡ Por favor , tiita , será la última vez ! Te prometo …
―¿ Te he preguntado si hay algo de malo en que te maten ? Con los chinos que han venido , y más que vendrán , ya somos demasiados en este paraíso .
― Te lo pido por favor tiita ― exclamaba medio lloroso ―. Me humillo a tus pies ― lloriqueaba , pero sus manos buscaban algo en el bolsillo de la chaqueta , un arma que tenía preparada para la ocasión : una Colt 45 Peacemaker como las que solían usar muchos indeseables en el Oeste pues no había encontrado una Glok 26 de 8 mm con capacidad para 10 disparos , algo más discreto y moderno . Seguro que la policía atribuiría el asesinato de su tía al cobro de alguna banda terrorista del país . Pero , rico y siempre indolente , cogió el arma olvidando que iba con el seguro quitado . ¿ Qué hizo ? ¿ Cómo lo hizo ? Al querer sacar el arma del interior de la chaqueta para amenazar a doña Eloísa ― sabía lo de las joyas en la casa y a eso había ido ― , esta se le disparó sola hiriéndole mortalmente en el estómago .
―¡ Inútil hasta el último minuto ! ― explotó su tía ―. Hijo , te quedan unos 15 minutos . Ya puedes hacer examen de conciencia .
Con el ruido del fogonazo Zuli salió del baño pensando lo peor , que doña Eloísa se había matado confesando el crimen en una carta . ¡ Era tan buena , y tan ocurrente , doña Eloísa ! Llegó corriendo y por segunda vez vio el segundo drama de la mañana . Eran las doce menos cinco de la mañana y allí , en aquella casa , ya había dos cadáveres ; bueno , uno y medio .
―¡ Aaag ! ― gritó al ver al hombre que se desangraba intentando taponar el desagüe hecho por la bala , con cara de imbécil , cierto , admitió , y esto la detuvo de seguir gritando por segunda vez . ¿ Lo sería de verdad ? ― Doña , Eloísa , ¿ qué hacemos ahora ? ¿ Llamamos a una ambulancia , o a la poli ?
―¿ A la poli ? ¿ Estás loca ? ¿ Para que nos pillen con el otro ? Deja , deja . Este es un inútil perdido y por no trabajar no es capaz ni
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