Culdbura18 invierno 2022 | Page 101

sobrino , dejaba un rastro de sangre , decidió ir a la cocina , limpiar la suela con una esponja y secarla con papel de cocina antes de regresar con la susodicha sábana .
Mientras tanto , doña Eloísa examinaba el arma detenidamente . Era de seis balas y aún le quedaban cuatro . La sopesó en las manos , apuntó al frente elevando el arma hasta la vista , guiñó un ojo , metió un dedo en el gatillo y en esa posición , todavía sentada en la silla de ruedas , escuchó un ruido en la cerradura de la puerta de la entrada . Se quedó quieta en esa posición . Parecía como que alguien quisiera entrar sin ser anunciado . Doña Eloísa mantuvo su posición alerta …
Entonces aparecieron . Eran dos . Nunca había visto a ningún mafioso excepto en las películas pero al ver al primero inmediatamente supo que lo eran . Debían de ser los que habían amenazado de muerte a su pobre difunto sobrino .
―¡ Lo siento ! ― gritó desde su posición y su voz les sorprendió ―. Han llegado tarde .
Habían subido al oír los dos disparos desde la calle y esperaban lo contrario de lo que veían .
― He tenido que cargármelo , señores ― resumió y presumió fríamente doña Eloísa ― ; ahora tendrán que pagarme ustedes por el trabajo sucio .
―¡ Hija de …! ¡ Lo ha matado ! Y ahora , ¿ cómo se lo decimos al jefe ?
Otros dos tontos , pensó doña Eloísa .
―¿ Cuánto cobráis por fiambre ? ― intentaba contemporizar con voz y vocabulario con aquellos aficionados mientras se sentía la protagonista de un film .
― 5.000 euros ― respondió el más tonto ―. Pero ahora , ¿ qué hacemos ? ― se quedó pensativo ―. ¡ Las joyas ! Su sobrino habló de joyas .
― Sí , ¡ menuda joya era mi sobrino ! ― ironizó doña Eloísa .
― Nos las va a dar ahora mismo , abuela ― le informó sonriente el segundo .
―¡ Ja ! ¿ Quién apunta a quién es estos momentos ? ― y movía segura de sí misma el arma en dos direcciones ―― ¿ Por un causal sabéis que fui campeona olímpica de tiro cuando era joven ? Pues ya estáis saliendo de esta casa , que no me tiembla la mano .
Ninguno de los dos matones quería creérselo , sobre todo por la forma como empuñaba el arma .
― Te vas a hacer daño , abuelita ― rió el primero , queriendo llevar la voz cantante .
Al oír voces , con sumo cuidado , Zuli pasó de la cocina al pasillo del baño y de allí a la puerta de entrada como las veces anteriores y por donde había cogido a Beethoven . Y por cierto , ¿ cómo es que Beethoven había ido a parar de nuevo a aquel aparador ? Creía habérselo dado a doña Eloísa . Bueno , no era el momento de pensar y recordar cómo había llegado allí . Al escuchar las últimas palabras de la conversación agarró de nuevo con decisión al famoso músico . Caso de usarlo como defensa personal , claro , ahora controlaría un poco mejor el golpe para que el acto no acabara en homicidio involuntario .
Pero la historia de la humanidad , como los designios de Dios , es inescrutable . El matón llamémosle número uno quiso sacar su arma para asustar y neutralizar a doña Eloísa ; pero lo que nunca esperó es que aquella abuelita en silla de ruedas dispararía sin pensarlo dos veces justo cuando Zulima , detrás del gángster número dos gritaba como una posesa y descargaba al cerebro musical contra el pobre cerebro de aquel pobre desgraciado , y a partir de ahora descerebrado .
Cayeron ambos al suelo al mismo tiempo y a la misma velocidad de un compás de 4 x 4 . Ambas , doña Eloísa y Zuli , Zuli y doña Eloísa , se miraron totalmente sorprendidas , y orgullosas de salir victoriosas de aquel trance . No se lo podían creer . Lo que estaba ocurriendo aquella mañana era completamente absurdo . No tenía sentido . Ellas eran dos mujeres pacíficas , incapaces de

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