En este cuadro de Charles Gabriel Lemonnier aparece una buena parte de los ilustrados más célebres presididos por el busto de Voltaire del que se estaba leyendo la obra El huérfano de Japón en el salón literario parisino de madame Geoffin .
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Pero en Alemania quedaba o , más bien , todavía estaba surgiendo una religiosidad muy potente , hija de la reforma luterana . La espiritualidad de la Alemania ilustrada se hallaba en las antípodas de la civilizada y descreída Francia . Alemania empezaba a construir una cultura enorme y poderosa mientras que Francia tenía ya todo el camino andado . Como siempre ocurre , los comienzos son más candorosos , más llenos de ilusión . E , inevitablemente , van dejando paso a unos tintes más escépticos y resabiados .
En algunas de las más grandes obras del clasicismo alemán está muy presente la Ilustración , por ejemplo , la célebre Flauta mágica de Mozart es un canto a la razón , al siglo de las luces . Por algo Sarastro habla constantemente de su reino como el reino de luz , mientras que su oponente desde el nombre , La reina de la noche , deja sus posesiones entre tinieblas . Ese himno francmasón toma la Ilustración francesa como forma y la espiritualidad alemana como fondo . Algo parecido ocurre en el comienzo de La creación de Haydn ; aquí la música adquiere una luminosidad maravillosa cuando Dios dice : “ Hágase la luz ”. Claridad e ilustración se dan la mano en los compases del risueño Haydn .