sus obras maestras (de las estrictamente contrapuntís-
ticas) a un examen de fuga, nunca lo aprobaría debido
a que no cumple las normas establecidas para ello. En
ese instante, aunque ya a la altura de San Lesmes,
tenía decidido ser o farero o guarda―pantanos… y re-
sultó ser lo primero.
Después de un tiempo viviendo profesional-
mente como farero, y habiendo recalado ya en la isla
de Formentera, decidí terminar mis estudios de con-
trapunto y fuga pero esta vez por libre, sin exámenes
de conservatorio de por medio, pero eso sí, con abso-
luta rigurosidad. Me inspiré en la educación que Stra-
vinsky recibió directamente de su maestro Rimski
Kórsakov, sin pasar por ningún conservatorio, y dí con
un excelente compositor catalán que residía en Palma
de Mallorca, mi querido Xavier Carbonell, el cual acce-
dió a completar mi formación académica, algo que nos
llevó unos cuantos años más.
En el faro de la Mola de Formentera, compuse
bastante música y de alguna de las piezas (no muchas,
todo hay que decirlo) incluso me he llegado a sentir or-
gulloso. Por ejemplo, esta pieza para saxofón soprano
y saxofonista preparado, escrita en memoria de la hija
de los fareros del faro de Ahorcados, que murió en ese
pequeño islote a principios del siglo xx sin que la pu-
dieran rescatar para llevarla a un hospital.
https://unfaroeneldesierto.wordpress.com/2008/04/25/el―
canto―de―ahorcados/
Foto: Kole Seoane
En esa pieza el saxofonista tiene un instrumento
de percusión atado a su pierna, con el que va reproduciendo los ritmos de la luz de
ese faro.
Fue al final de aquella época transcurrida en Formentera (12 años), cuando decidí
comenzar mis estudios universitarios de filosofía, los cuales terminé viviendo ya en Ma-
llorca. Estos estudios influyeron decisivamente en las composiciones musicales, puesto
que ya no necesitaba utilizar la música para intentar transmitir conceptos o ideas pura-
mente intelectuales, pues para eso encontré mucho más adecuada la palabra, así que
la música, poco a poco, fue relegándose al puro aspecto sonoro, sin conceptualismos
adheridos.
Pero también encontraron ambas, me refiero a la música y a la filosofía, lugares
de común encuentro, y de esos lugares surgieron cosas como un ensayo sobre la, para
mí, relación entre la filosofía de Gottfried Wilhelm Leibniz y la música de Johann Se-
bastian Bach. Aquí dejo el enlace para ver ese ensayo, en el dudoso caso de que a al-
guien le pudiera interesar.
https://unfaroeneldesierto.wordpress.com/2008/04/20/bach―y―leibniz/
Con la filosofía fue apareciendo también la escritura, en su sentido más creativo
del término, y así comencé, si saber muy bien por qué ni cómo, diferentes relatos en
los que pretendía unir también música y literatura, tratando al relato como si fuera una
partitura y el lector un intérprete. Para ello comencé a añadir al texto indicaciones
acerca de la velocidad con la que el lector debería leer ese texto, ya que soy de la opi-
nión de que cada trozo de texto requiere de una velocidad adecuada y los autores no
suelen indicar nada al respecto. A estos escritos, mezcla de relato y partitura, los de-
nominé “logofonías”, ya que palabra y sonido están formando una pareja interdepen-
diente.