Carta
Alaró, 25 de septiembre de 2018.
No sé muy bien cómo empezar esta carta dirigida a una revista, fanzine, publicación
cultural, o como sea más apropiado denominarla.
Sin duda las más elementales normas de educación me impelen, en primer lugar, a
darle las gracias por invitarme a su casa, así que vaya por delante:
— Muchas gracias Culdbura por su ofrecimiento. La verdad es que me ha hecho
mucha ilusión y la acepto de lo más gustoso.
En segundo lugar, creo que lo mejor será exponer aquí unas pinceladas sobre mi
vida, para que sea usted consciente de a quién está invitando, no fuera que en el último
momento se arrepienta del impulso que le llevó a hacerlo.
Debería de empezar por el principio, es decir por mi nacimiento en el Hospital San
Juan de Dios de Burgos un VIERNES 13 (viernes de dolores) de 1962 pero, no sé por
qué, me veo en la necesidad de empezar por el final, es decir por este mismo momento.
—EL ARTE HA MUERTO.
Sí, ya lo dijo Hegel hace mucho tiempo, y yo pienso lo mismo, pero lo que no dijo
el filósofo alemán es que la muy jodida 1 siempre resucita.
Reconozco que yo mismo hubo un día en que la apuñalé, pero luego me puse a re-
alizarle el boca a boca, para su desgracia más absoluta.
—¿Por qué digo esto?
Pues porque ahora mismo ya no sabría cómo calificar ni lo que compongo ni lo que
escribo. Durante muchos años me consideraba un músico contemporáneo, es decir, que
escribía lo que habitualmente se etiquetaba, y se sigue etiquetando, como “música con-
temporánea”. Para muestra un botón:
https://unfaroeneldesierto.wordpress.com/2008/02/14/a―sexual―fantasy―playing―bach/
Y sin embargo, una de mis últimas miniaturas sonoras es un réquiem dedicado a
los despojos de lo que en su día fueron las habitaciones donde vivían los fareros de uno
de los faros de la isla Dragonera. Miniatura musical que, muy dudosamente, podría en-
trar en el saco de lo “contemporáneo”. Aquí está el enlace para que se vea que no
miento.
https://www.youtube.com/watch?v=wzOcECubHog&t=14s
Esto de los faros me recuerda que tendría que dar un salto atrás y recordar el día
que salía del conservatorio de Burgos, entonces sito en el ya por entonces restaurado
convento de las Bernardas, cuando decidí no dedicarme profesionalmente a la música,
ya que acababa de ser consciente de que si Juan Sebastián Bach presentara alguna de
1
Prefiero pensar en el arte como un ente femenino.