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Te comparto mi música: Se propone que una vez por semana cada niño o niña pueda
elegir un tema musical junto a su familia, que disfruten escuchando juntos, para escuchar
y compartir con el resto de los compañeros. Se puede armar un cancionero que vaya
circulando por las familias, donde puedan escribir la letra, información sobre el grupo
que la canta y también acerca de los momentos en que comparten esa canción. Algunas
semanas pueden escucharse temas propuestos por los educadores para sumar
alternativas culturales.
Pistas para quien coordina:
Esta búsqueda de la historia y el linaje musical en el que nos reconocemos, afianza los
aspectos ligados a la identidad, a la pertenencia a un colectivo que nos agrupa y nos excede
como individuos, con el que compartimos rasgos en común y permite vivenciar aquello que
llamamos sentido de pertenencia.
Desde la prevención consideramos que el encuentro con la música posibilita a los niños y
niñas, el entramado de lazos significativos, amplia el universo de los sentidos, el conocimiento
de sí mismo, permite expresar sus emociones y establecer una conexión con las del otro,
que genere un espacio común de construcción, donde no queden relegados en el individua-
lismo que la época propicia, ni en la homogeneización de gustos que nos dicta. A partir
de la posibilidad de dar cuenta de sus registros y vivencias, se crean las condiciones para
expresar diferencias y similitudes en pos del pensamiento creativo, reflexivo, que comienza
siendo sonido, murmullo, inquietud, hasta devenir alternativa a lo impuesto por la lógica de
consumo.
La música es ritmo y el ritmo es tiempo. La música permite sentir el tiempo, abrirnos a otras
velocidades, darle lugar a la pausa y al silencio. Componer con los otros, encontrar sonidos
propios, cantar, bailar, moverse, inventar, sonar y escucharnos. Entrenar la escucha, agudi-
zarla, ampliarla es fundamental en la sociedad de la imagen, donde cada vez cuesta más
escucharnos y decir de un modo singular. Descubrirse como creadores de sonidos, músicas
y canciones, tomar la voz, tomar la palabra y jugar con ellas. Volverse compositores de sus
partituras existenciales.
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