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La prevención de los consumos problemáticos en la escuela Durante mucho tiempo se pensó la prevención como un asunto de especialistas, entendiendo “el problema” de diferentes formas y dándole a la prevención distintos nombres. Sería asunto de policía o gendarmería, de expertos en toxicología, tal vez médicos y psicólogos. Muchas veces se ha pensado cada uno de los “saberes”, o sus modos de prevenir, de manera aislada, es decir, cada uno desde su lugar. Junto con ello, el abordaje se ha desarrollado en función de cómo se comprende el “problema”: si el problema es la droga, hay que combatirla y luchar contra ella; si el problema es de las personas, hay que realizar tratamientos especializados. En cambio, desde la perspectiva de salud colectiva y el abordaje integral que adopta SEDRONAR, la prevención de las problemáticas asociadas al consumo implica la recons- trucción del lazo social, la restitución de derechos y el fortalecimiento de proyectos de vida insertos en una trama comunitaria. La comunidad es de este modo sujeto (y no objeto) de prevención. Y la prevención se entiende como el “conjunto de esfuerzos que una comunidad pone en marcha para reducir de forma razonable la probabilidad de que en su seno aparezcan problemas relacionados con los consumos de drogas (y alcohol)” 5 . Reconocemos y potenciamos entonces que TODOS PODEMOS PREVENIR. Escuelas, clubes, organizaciones sociales, centros culturales, grupos de vecinos, iglesias, murgas, espacios para el deporte y la cultura en general, todos y cada uno formando un entramado social de cuidado y de oportunidades para construir proyectos de vida significativos. Por ello, para que nadie quede afuera, la inclusión es el objetivo al que apuntan todas las acciones preven- tivas y, a su vez, es el recurso y la herramienta preventiva fundamental. La escuela es un ambiente preventivo cada vez que se compromete en la tarea diaria de enseñar a vincularse y a relacionarse afectivamente con otros en lazos cooperativos; de promover saberes, valores y hábitos para una vida saludable; de propiciar el cuidado de sí, de los otros y del ambiente; de facilitar la expresión de sentimientos, emociones, ideas y opiniones; de dar la oportunidad de ser protagonistas y creadores; de permitir que fantasías, deseos, miedos encuentren un medio para ser compartidos y elaborados; favorecer la inte- gración a la cultura y sus normas; de conocer, respetar e incorporar a su proyecto educativo 6 las culturas, las lenguas, las creencias y valores que traen consigo las familias de los niños, niñas y adolescentes 7 , dándoles voz y valor; de significar el mundo y sus múltiples modos de habitarlo. Prevenir los consumos problemáticos en la infancia y la adolescencia es ayudar a dar sentido al mundo; apreciar a los estudiantes como seres autónomos y valiosos; habilitar el juego para poder crear otras realidades; ofrecer un tiempo y un sostén ante situaciones de malestar; 10 5 Comas, D. y Arza J., “Niveles, ámbitos y modalidades para la prevención del uso problemático de drogas”, en Grup Igia y colaboradores, Contextos, sujetos y drogas: un manual sobre drogodependencias, Ajuntament de Barcelona y FAD, Madrid, 2000. 6 Malajovich, A., El nivel inicial. Contradicciones y polémicas en Malajovich (comp.), Experiencias y reflexiones sobre el nivel inicial. Una mirada latinoamericana, Siglo XXI, Buenos Aires, 2006. 7 Según la Organización Mundial de la Salud, la adolescencia es el período comprendido entre los 10 y los 19 años. May, A. R., Kahn, J.H., y Cronholm, B. (1971) “La salud mental de los adolescentes y los jóvenes: informe sobre una conferencia técnica”. Estocolmo: OMS; Donas, S. (1992) “Marco epidemiológico conceptual de la Salud Integral del Adolescente”. OPS-OMS. P3.