Rev Col Cienc Pec 2007; 20:377-386
corticosteroides plasmáticos, encontrando niveles
elevados asociados con manifestaciones clínicas de
inmunosupresión. Para estos animales la situación
expuesta es extremadamente estresante, genera
inestabilidad de su salud mental que se manifiesta
en el comportamiento ya descrito; muchos de
estos animales han tenido que ser reubicados en
otros ambientes familiares (25). Según Strong
y Brown (25), el comportamiento agresivo es el
más frecuentemente exhibido por los perros no
adiestrados. Esta condición genera consecuencias
negativas, tanto para la mascota, psíquicamente
perturbada y convertida en una amenaza latente,
como para los agredidos con lesiones físicas de
consideración (25).
Por el contrario, los perros entrenados para
detectar los cambios fisiológicos previos a una
convulsión, permiten a las personas epilépticas
tener una vida relativamente independiente, donde
al ser advertidos de un próximo episodio epiléptico,
pueden buscar un sitio tranquilo y seguro para
superar la crisis. Los perros pueden detectar una
crisis de 15 a 45 minutos previos a su presentación,
lo que disminuye el estrés a la persona al reducirse la
impredecibilidad de cada episodio y contribuyendo
con esto al aumento de la calidad de vida de estas
personas (25).
Los animales como bioindicadores o centinelas
La presencia de contaminantes en el aire (3, 6),
en áreas cerradas (16), en el agua y en alimentos
tiene implicaciones en la salud de la población
humana expuesta (3). Cuando la contaminación es
crónica y de muy bajos niveles se dificulta realizar
estudios epidemiológicos. Diferentes especies
animales (perros, gatos, aves, caballos) han servido
como centinelas o indicadores de los efectos de
numerosos agentes ambientales sobre la salud; las
sustancias más investigadas de esta manera han
sido los insecticidas y el asbesto (3), la exposición
al plomo de la pintura (16) y la contaminación
atmosférica (6). Los perros responden a los
tóxicos de forma análoga al humano, teniendo
estos fisiológicamente un ciclo de vida más corto
y estando libres de importantes factores de riesgo
generados por el estilo de vida (3, 6, 16). En un
estudio determinaron que la distribución geográfica
383
del cáncer de vejiga en los perros era similar al del
humano, lo que permitió identificar los factores
cancerígenos ambientales (3).
Debido al aumento de las enfermedades
respiratorias en la población infantil de México, se
evaluó el efecto de la contaminación ambiental en
las ciudades Cuernavaca, Distrito Federal, Tlaxcala
y Tuxpan, mediante los cambios encontrados
en pulmones caninos. En las ciudades más
contaminadas se encontraron cambios histológicos
significativos en todo el aparato respiratorio tanto
en los perros jóvenes como en los viejos. Por las
similitudes en la anatomía, tamaño, respuesta
a cambios y composición celular pulmonar
de los perros con los humanos, los resultados .
permitirán elaborar inferencias o hipótesis sobre
el aumento de la morbi-mortalidad en la población
susceptible (6).
Los perros igualmente son susceptibles a un
amplio rango de infecciones humanas emergentes (5,
8, 12), lo que ha hecho que el perro sea un modelo
adecuado para estudios epidemiológicos de diversas
enfermedades humanas (5, 10, 15). Los perros
domésticos de los países subdesarrollados como
África y Asia, han probado ser muy adecuados como
centinelas, ya que son numerosos (un perro por cada
7 a 21 personas) y porque es frecuente que tenga
acceso a la calle sin restricción. Por ser carnívoros
y carroñeros están expuestos a muchos patógenos,
conllevando a altos porcentajes de seroconversión.
Mediante campañas de vacunación antirrábicas, se
ha recolectado muestras sanguíneas, incrementado
la eficiencia en la detección de enfermedades
que tienen una baja prevalencia o de aquellas
que requieren de este animal como reservorio y
determinar la exposición potencial que tienen las
personas (8).
En los Estados Unidos (10) y en Holanda (12),
como parte de la vigilancia epidemiológica de
la enfermedad de Lyme o borreliosis humana,
han muestreado a perros para la detección de .
anticuerpos y así poder inferir el riesgo de infección
(10, 12). Aparte de caninos, en los Estados .
Unidos han muestreado a gatos para la detección .
del virus del Nilo (West Nile virus) (15).