Cuentos que me contaron de la Vía Férrea Cuentos que me Contaron de la Vía Férrea | Page 8

gallinas y pavos en patios y platanales. Tumbé un cristofué con la honda de turno, sin puntería premeditada. Atrapé torcasas con trampas de caña brava. Presencié la eclosión de pollitos en nidos del montarascal. Monitoreé nidos de pajaritos en copitos de acacias y cañafístulas en arboledas de los potreros. Hice peripecias sobre largos tubos en campos petroleros, y en la calle de mi barriada. Los cantos vallenatos de Escalona, entre estirones y apretones de acordeón y rasgueos de charrasca, percolaban mi piel y me hacían contornear las canillas en el piso de mi vecina colombiana. Contemplé pistas de carnavales adornadas con negritas y enmascarados; deambulé en procesiones de semana santa. La sonoridad persistente del pito de la Indulac aún retumba en mis tímpanos y me remontan al fin de año. Añoro la bondad, gentileza y dulzura de mis Padres; sus amores aún hacen presencia en mi ser profundo. También rectos procederes, vengo y sus de ahí, sabias y de sus humildes enseñanzas. En tiempos del liceo, la química revuelve mis humores, y se asoman incipientes destellos de amor púber. Compruebo que la amistad con hermandad profunda es posible con Alex y Néstor. Tuve la dicha de leer a edad temprana Así se templó el acero de Nicolai Ostrovski, mi primera novela 7