Cuentos que me contaron de la Vía Férrea Cuentos que me Contaron de la Vía Férrea | Page 47

Saltaron los lloriqueos, las carcajadas, los regaños, y los correteos por el patio para evadir las bravuras de mi hermana. Así, entre dibujos y esculturas de fruto y barro, convertimos el mito en realidad en nuestros primeros años. Puente y madre de agua de la maroma empezó a resonar en mi mente infantil. Mi vecino Pajarito que ya sabía de la historia me invitó a ver el puente y el caño a pie. Era cerca, pero quedaba lejos para nuestra temprana edad. El era muy atrevido, su corta vida de limpiabotas lo tenía preparado para esa aventura, quería enfrentarse a la culebra como lo hacía el hombre de la selva, me decía, tal como lo veíamos en los cuentos de historietas semanales que leíamos antes de cambiarlos en el cine Rex, previo a entrar a la serie de la semana. Por supuestos, que no fui por el temor que me infundían las historias escuchadas. Ciertas tardes de los martes y jueves, la madre de agua se le atravesaba al autobús cuando asistía a clase de agropecuaria en la Escuela Granja en el kilómetro cinco; otras veces la veía enredada dormitando en el viejo puente metálico del ferrocarril. Mi imaginación jugueteó un tiempo con tal estampa hasta que las primeras imágenes de Perdidos en el 46