Cuentos que me contaron de la Vía Férrea Cuentos que me Contaron de la Vía Férrea | Page 25

entrecruzados, notó la ausencia de Peti y la preocupación la puso en sobresalto. Miró a hacia atrás y la visualizó haciendo maromas sobre uno de los rieles, invitándola a seguir. Corrió tras ella saltando entre los durmientes para atraparla, hasta que de repente la detuvo el destello multicolor que la empapaba desde un lado del camino. El resplandor zigzagueante desparramado en todas las direcciones la embelesó tanto, que se sumergió entre sus tonalidades para alcanzar la fuente de su origen. Un manto tornasol caía a pocas varas de la vía férrea. Su agua de luz en ráfagas intermitentes la bañó por completo y observó con asombro que Peti tomaba su colorido. Cuando trató de asirla entre sus brazos, se percató que sus propios deditos destellaban los mismos pigmentos que volaba por los aires. Contempló su reflejo en el fondo del cuenco de la pequeña laguna que recogía los colores de la cascada, y notó también en sus cabellos las mismas tonalidades; tenían tintes iridiscentes en franjas verticales como las que caían del cielo. Aya era muy curiosa, y quería saber de dónde provenía tanta belleza natural. Observó bien que el agua de luz que rebotaba en la laguna, ascendía entre las nubes y formaba, a lo lejos, la más hermosa banda 24