Cuentos que me contaron de la Vía Férrea Cuentos que me Contaron de la Vía Férrea | Page 15

contrincante. El primero era un hombre brabucón que siempre hacía gala del puñal que portaba terciado a su cintura. Aunque insistió no logró su objetivo. Al darse cuenta su compadre de lo que sucedía, se le acercó para tratar de mediar y calmarlo, pero el enfurecido hombre le respondió "no insista compadre que llevo al diablo metío en el cuerpo y como no hay nadie más soy capaz de llevármelo a usted", al mismo tiempo que el filoso puñal cortaba al aire y se detenía en la humanidad de su querido amigo, quien trastabillando se desploma sobre los rieles mientras el efímero tren de aquella fatídica noche se lleva su último suspiro. Desde el interior de la casa Papá echaba un ojo por las rendijas de las tablas, mientras Mamá ya había sacado su camándula de la caja de resguardo y bajo el pabilo de la vela de la candelaria, desde lejos, hacía sus oraciones para ayudarlo a bien morir. Cuando llegó el comisario del caserío cercano, lo encontraron llorando la partida de su fraterno amigo. Entre los vecinos del sector corría el rumor de que el alma deambulaba por el sendero del tren de entonces, rumbo a Los Cañitos, caserío y estación ferrocarrilera donde el finado vivía. Por qué les comento esta historia tan grotesca. Resulta que en mi segunda 14 estadía en el