Cuentos policiales 6to B | Page 25

Me quedé pensando, ¿quién estaba escondido detrás del velo, de todo este caso que parecía no tener solución?, ¿Qué quería representar el símbolo del infinito?, ¿Querría decir que habría infinitos o al menos muchos robos y saboteos? Fuese lo que fuese, el tiempo se acababa.

Hubo mucha más gente a la que le robaron: Lolita la de la cuadra de enfrente; Juan, el del correo; Roberto, el de la radio, entre otros, y siempre pero siempre, aparecía al instante, o por lo menos unas horas más tarde, generalmente a la noche, la misma marca de antes, solo que esta vez además de decir lo que decía la primera vez, le agregaron números (primero el 1, después el 2, luego el 3, más tarde el 4, y así).

Estaba oscuro, eran las ocho de la noche y el cielo estaba nublado. Yo estaba en mi habitación dibujando en un cuaderno que me trajo mi tía de Bariloche, cuando escuché a mi mamá caminando por el pasillo de mi casa.

-Lunita- me dijo- le robaron a Jorgelina.

-¿Los enmascarados esos?- le pregunté.

-Sí, esos- me dijo, hizo una mueca y se fue.

Me quedé pensando, hice la cuenta, ese debía ser el robo número 26. No sé de dónde me vino la corazonada de encontrar alguna pista del caso en el lugar de los hechos. Seguramente que mi mamá sabía dónde había sido el robo.

-¡Ma!, ¿Dónde le robaron a Jorgelina?- le pregunté desde mi cuarto.

-Al lado de la plaza, ¿Querés ir a ver?

Y allá fuimos con mi mamá hacia la placita que hay en Yacanto. Cuando llegamos estaba obviamente el grafitti con la máscara, el número 26 (no me habìa equivocado con eso) y el símbolo del infinito. Pero lo que me llamó la atención fue unas letras escritas con una tipografía diminuta. Ésta decía: 20-94-5-20-4-1-14 5-14-3-16-14-21-19-1-19-1-14 , 23-1-13-16-20 1 19-16-2-1-14-4-16 1 12-1 19-1-4-9-16.

¿Y eso?, ¡Era una pista!, pero, ¿Cómo descifrarla?

-Qué raro, Lunita ¿No?, parece querer decir algo acerca de los enmascarados- dijo mi mamá

Ahí nomás se me ocurrió algo que tal vez desentrañase el misterio.

-Volvamos a casa mami, ¿Te parece?- le dije.

Volvimos, yo corrí hasta la casa de mi mejor amigo Sebastián, llamé a la puerta y me atendió él.

-¡Hola Luna!- me dijo.

-Hola Sebas, ¿Venís un minuto a mi casa?- y en un susurro le dije- es sobre los enmascarados.

Corriendo fuimos hasta mi casa, y corriendo nos desplomamos sobre mi cama. Le conté acerca de los números que encontré en la pared y luego él me preguntó:

-¿Te acordás de los números exactos?

-Bueno... no- admití- pero si querés vamos ahora.

-Dale.

Cuando llegamos al lugar del crimen, anoté los números en una libretita y volvimos sobre nuestros pasos. Ya en mi cuarto, empezamos a pensar en lo que quería decir eso.

-¿La primera letra de cada número significará algo?- me preguntó Sebas.

-Mmm... no sé probemos- le dije.