cuentos medievales Santiago Moncada Silva | Page 16
Tras muchos días de navegación, llegaron a la bella isla de Creta. En lo alto de un risco
estaba el magnífico palacio de mármol del rey Minos. Sus soldados condujeron a los
jóvenes y las doncellas por el sendero del risco.
El interior del palacio estaba todo adornado con oro y plata. Las habitaciones aparecían
repletas de finos muebles, y en todas las paredes podían contemplarse escenas de toros
y delfines saltarines.
En el amplio salón el rey Minos se hal laba sentado en un trono dorado. Tenía una larga
barba blanca y llevaba puesta una túnica de seda.
—Sólo esperaba a catorce —dijo rudamente— ¿Por qué el rey Egeo me envía a quince?
Teseo dio un paso adelante.
—Soy el príncipe Teseo, hijo del rey Egeo. He venido para matar al Minotauro y liberar a
mi pueblo de esta terrible deuda.
El laberinto del minotauro
El laberinto del minotauro
—Bravas palabras —dijo el rey con una pérfida sonrisa—. Puesto que estás tan ansioso
de encontrarte con nuestro monstruo, tú serás el primero que entrará mañana en el
laberinto.
En una esquina de la amplia sala estaba la bella princesa Ariadna. Al ver a Teseo,
inmediatamente se enamoró de él. “Debo ayudar a este valiente y apuesto joven”,
pensó.
Aquella noche, se dirigió a su habitación sigilosamente.
—Príncipe Teseo —murmuró en voz baja—. No puedo ayudarte a matar al Minotauro,
pero sí puedo ayudarte a escapar del laberinto. Debes aceptar mi ayuda o morirás.
—Lo haré encantado, princesa —contestó Teseo.
—Entonces toma esta espada y esta madeja de hilo y escóndelos debajo de tu túnica.
Cuando entres en el laberinto, ata el extremo del hilo a la puerta y ve desenrollándolo a
medida que avances por los oscuros pasadizos. Es tu única esperanza de hallar la salida
una vez que hayas matado al Minotauro. Yo te estaré esperando junto a la puerta.
Debes llevarme contigo de regreso a Atenas. Mi padre me matará si descubre que te he
ayudado a escapar.
—Te llevaré conmigo, princesa —dijo Teseo con ternura—, pues estoy enamorado de ti.
El laberinto del minotauro
El laberinto del minotauro
Al amanecer del día siguiente, los soldados del rey condujeron a Teseo hasta el
laberinto. Cuando la puerta se cerró tras él, quedó sumido en la oscuridad. Sacando la
madeja de hilo de debajo de su túnica, Teseo ató uno de sus cabos a la puerta. Palpó los