Cuentos de los Herm anos Grimm
EDITORIAL DIG ITAL - IMPRENTA NAC IONAL
costa rica
El Pescador y su Mujer
Había una vez un pescador que vivía con su mujer en una choza a la orilla del mar. El pescador iba
todos los días a echar su anzuelo, y lo echaba y lo echaba sin cesar.
Estaba un día sentado junto a su caña en la ribera, con la vista dirigida hacia su límpida agua,
cuando de repente vio hundirse el anzuelo y bajar hasta lo más profundo y al sacarlo tenía en la
punta un barbo muy grande, el cual le dijo:
-Te suplico que no me quites la vida; no soy un barbo verdadero, soy un príncipe encantado; ¿de
qué te serviría matarme si no puedo serte de mucho regalo? Échame al agua y déjame nadar.
-Ciertamente, -le dijo el pescador-, no tenías necesidad de hablar tanto, pues no haré tampoco otra
cosa que dejar nadar a sus anchas a un barbo que sabe hablar.
Le echó al agua y el barbo se sumergió en el fondo, dejando tras sí una larga huella de sangre.
El pescador se fue a la choza con su mujer:
-Marido mío, -le dijo-, ¿no has cogido hoy nada?
-No, -contestó el marido-; he cogido un barbo que me ha dicho ser un príncipe encantado y le he
dejado nadar lo mismo que antes.
-¿No le has pedido nada para ti? -replicó la mujer.
-No, -repuso el marido-; ¿y qué había de pedirle?
-¡Ah! -respondió la mujer-; es tan triste, es tan triste vivir siempre en una choza tan sucia e infecta
como esta; le hubieras pedido una casa pequeñita para nosotros; vuelve y llama al barbo, dile que
quisiéramos tener una casa pequeñita, pues nos la dará de seguro.
-¡Ah! -dijo el marido-, ¿y por qué he de volver?
-¿No le has cogido, -continuó la mujer-, y dejado nadar como antes? Pues lo harás; ve corriendo.
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