Cuentos de los Herm anos Grimm
EDITORIAL DIG ITAL - IMPRENTA NAC IONAL
costa rica
Así el músico entró, con su sucio y roto vestido, y cantó delante del rey y de su hija, y cuando
terminó pidió por algún pequeño regalo. El rey dijo:
-Tu canción me ha complacido muchísimo y por lo tanto te daré a mi hija para que sea tu esposa.
La hija del rey se estremeció, pero el rey dijo:
-Yo hice un juramento de darte en matrimonio al primer mendigo y lo mantengo.
Todo lo que ella dijo fue en vano. El obispo fue traído y ella tuvo que dejarse casar con el músico
en el acto. Cuando todo terminó, el rey dijo:
-Ya no es correcto para ti, esposa de músico, permanecer de ahora en adelante dentro de mi palacio.
Debes de irte junto con tu marido.
El mendigo la tomó de la mano, y ella se vio obligada a caminar a pie con él. Cuando ya habían
caminado un largo trecho llegaron a un bosque y ella preguntó:
-¿De quién será tan lindo bosque?
-Pertenece al rey Pico de Tordo. Si lo hubieras aceptado, todo eso sería tuyo -respondió el músico
mendigo.
-¡Ay, que muchacha más infeliz soy, si sólo hubiera aceptado al rey Pico de Tordo!
Más adelante llegaron a una pradera y ella preguntó de nuevo:
-¿De quién serán estas hermosas y verdes praderas?
-Pertenecen al rey Pico de Tordo. Si lo hubieras aceptado, todo eso sería tuyo -respondió otra vez
el músico mendigo.
-¡Ay, que muchacha más infeliz soy, si sólo hubiera aceptado al rey Pico de Tordo!
Y luego llegaron a un gran pueblo y ella volvió a preguntar:
-¿A quién pertenecerá este lindo y gran pueblo?
-Pertenece al rey Pico de Tordo. Si lo hubieras aceptado, todo eso sería tuyo -respondió el músico
mendigo.
-¡Ay, que muchacha más infeliz soy, si sólo hubiera aceptado al rey Pico de Tordo!
-Eso no me agrada -dijo el músico-, oírte siempre deseando otro marido. ¿No soy suficiente para
ti?
Al fin llegaron a una pequeña choza y ella exclamó:
-¡Ay Dios!, que casita tan pequeña. ¿De quién será este miserable tugurio?
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