CUENTOS HERMANOS GRIM cuentos_hermanos_grimm_edincr | Page 129

Cuentos de los Herm anos Grimm EDITORIAL DIG ITAL - IMPRENTA NAC IONAL costa rica -No, -contestó el joven-, pero allí había uno en la escalera frente a la puerta y como no ha querido decirme palabra ni marcharse, he creído que iba a burlarse de mí y le he tirado por la escalera abajo. Id allí y veréis si es él, pues lo sentiría. La mujer fue corriendo y halló a su marido que estaba en un rincón y se quejaba porque tenía una pierna rota. Se lo llevó en seguida a su casa y fue corriendo a la del padre del joven. -Vuestro hijo, -exclamó-, me ha causado una desgracia muy grande, ha tirado a mi marido por las escaleras y le ha roto una pierna; ese es el pago que nos ha dado el bribón. Su padre se asustó, fue corriendo y llamó al joven. -¿Qué mal pensamiento te ha dado para hacer esa picardía? -Padre, -le contestó-, escuchadme, pues soy inocente. Era de noche y estaba allí como un alma del otro mundo. Ignoraba quién era y le he mandado tres veces hablar o marcharse. -¡Ay!, -replicó su padre- solo me ocasionas disgustos: vete de mi presencia, no quiero volverte a ver más. -Bien, padre con mucho gusto, pero esperad a que sea de día, yo iré y sabré lo que es miedo, así aprenderé un oficio con que poderme mantener. -Aprende lo que quieras, -le dijo su padre-, todo me es indiferente. Ahí tienes cinco duros para que no te falte por ahora que comer, márchate y no digas a nadie de dónde eres, ni quién es tu padre, para que no tenga que avergonzarme de ti. -Bien, padre, haré lo que queréis, no tengáis cuidado por mí. Como era ya de día se quedó el joven con sus cinco duros en el bolsillo y echó a andar por el camino real, diciendo constantemente: -¿Quién me enseña lo que es miedo? ¿Quién me enseña lo que es miedo? Entonces encontró un hombre que oyó las palabras que decía el joven para sí y cuando se hubieron alejado un poco hacia un sitio donde se veía una horca, le dijo: -Mira, allí hay siete pobres a los que por sus muchos pecados han echado de la tierra y no quieren residir en el cielo; por eso ves que están aprendiendo a volar; ponte debajo de ellos, espera a que sea de noche y sabrás lo que es miedo. -Si no es más que eso, -dijo el joven-, lo haré con facilidad; pero no dejes de enseñarme lo que es miedo y te daré mis c