CUENTOS HERMANOS GRIM cuentos_hermanos_grimm_edincr | Page 121

Cuentos de los Herm anos Grimm EDITORIAL DIG ITAL - IMPRENTA NAC IONAL costa rica Pulgarcito Un pobre labrador estaba sentado una noche en el rincón del hogar; mientras su mujer hilaba a su lado, él le decía: -¡Cuánto siento no tener hijos! ¡Qué silencio hay en nuestra casa mientras en las demás todo es alegría y ruido! -Sí -respondió su mujer suspirando-, yo quedaría contenta, aunque no tuviésemos más que uno solo tan grande como el dedo pulgar y le querríamos con todo nuestro corazón. En este intermedio quedó embarazada la mujer y al cabo de siete meses dio a luz un niño bien formado con todos sus miembros, pero que no era más alto que el dedo pulgar. Entonces dijo: -Es tal como le hemos deseado, mas no por eso le queremos menos. Y sus padres le llamaron Pulgarcito, a causa de su tamaño. Le criaron lo mejor que pudieron, mas no creció y quedó como había sido desde su nacimiento. Parecía sin embargo, que tenía talento: sus ojos eran inteligentes y manifestó bien pronto en su pequeña persona astucia y actividad para llevar a cabo lo que se le ocurría. Preparábase un día el labrador para ir a cortar madera a un bosque y se decía: -Cuánto me alegraría tener alguien que llevase el carro. -Padre -exclamó Pulgarcito-, yo quiero guiarle, yo; no tengáis cuidado, llegará a buen tiempo. El hombre se echó a reír. -Tú no puedes hacer eso -le dijo-, eres demasiado pequeño para llevar el caballo de la brida. -¿Qué importa eso, padre? Si mamá quiere enganchar, me meteré en la oreja del caballo y le dirigiré donde queráis que vaya. -Está bien -dijo el padre-, veamos. 121