Cuentos de los Herm anos Grimm
EDITORIAL DIG ITAL - IMPRENTA NAC IONAL
costa rica
Poco después llegó a la ciudad, donde se hallaba el árbol estéril, el centinela esperaba también su
respuesta.
-Mata al ratón, que roe las raíces -le dijo-, y volverán a nacer las manzanas de oro.
El centinela le dio en agradecimiento dos asnos cargados de este metal precioso.
Tocó, por último en la ciudad, cuya fuente estaba seca y dijo al centinela:
-En la fuente, debajo de la piedra, hay un sapo; buscadle: y matadle, y volverá a correr el vino en
abundancia. El centinela le dio las gracias y dos asnos además cargados de oro.
El niño nacido de pie llegó por último donde se hallaba su mujer, que se regocijó de todo corazón
por su regreso y en particular al saber que todo le había salido bien.
Entregó al rey los tres pelos de oro del diablo; el rey quedó muy satisfecho al ver los cuatro asnos
cargados de oro y le dijo:
-Ahora has cumplido ya con todas las condiciones y mi hija es tuya. Pero, querido hijo mío, dime,
¿de dónde has sacado tanto oro? Pues has traído un verdadero tesoro.
-Lo he cogido -le contestó-, cerca de un río que he atravesado; es la arena que hay en aquella orilla.
-¿Podría yo coger otro tanto? -le preguntó el rey que era muy avaro.
-Y mucho más -le respondió-; hay un barquero, dirigíos a él para pasar el río y podréis llenar todos
los sacos que llevéis.
El avaro monarca se puso en seg